Hoy parece estar todo cuestionado. -"Sucede que  para algunas cosas -dice el cura- la cosa se tranca pero para otras dale que va..."

Dale que va. "Lo que pasa -dice mi tío Pascual- que no todo es como era antes, en la época nuestra lo que se discutía estaba más o menos  relacionado con el natural derecho de los jóvenes por hacerse un lugar, compitiendo y -¿por qué no?-hasta desplazando a la competencia, a los viejos de entonces... ganándoles con justicia los sitios a fuerza de empuje, capacidad, talento e inteligencia.

Es cierto, los jóvenes se preparaban para superar a los adultos y los superaban.  Y aunque algunas veces era al revés y los jovatos le sacaban el hueso a los más chicos eran épocas en que los chicos presentaban batalla, no como ahora. Si hasta había una especie de "abismo generacional" (¿te acordás?) que separaba los viejos planteos sostenidos por los adultos de las modernas posiciones que defendían los más jóvenes.
Por naturaleza siempre ganan los jóvenes. Y ganan por una cuestión de permanencia, simplemente porque los viejos se van muriendo y aunque -por supuesto- las buenas ideas son de quedar flotando en el aire, siempre es mejor que el autor esté presente para que no pierdan efectividad. 

Y era natural que ganaran los más jóvenes. Por una cuestión de crecimiento,  de dominio de las nuevas tecnologías, de conocimiento, de la riqueza que el tiempo iba aportando a la cultura propiamente dicha. Era bueno que los jóvenes superaran a sus padres, que los superaran en ciencia e inteligencia ya que eso -aparte de ser normal-  favorecía el avance de poblaciones y ciudades.

Hoy nos preguntamos si esa regla de oro subsiste o si acaso se ha roto. ¿Los jóvenes hablan de igual a igual con sus padres? ¿Los han superado? ¿Los superarán algún día o no los superarán nunca?

¿Será que las generaciones que vienen van a menos?. Padres que a las claras son más capaces que sus hijos en todo sentido cuando no hace mucho era regla general -y natural- que se de la contraria. Por supuesto que hay excepciones, pero toda esta abulia egoísta, este desinterés por todo lo que no sea lo propio, esta filosofía del escape hacia la neblina de la "huevada" o el porrón, este derrumbe atorrante que evita tanto pala como libros y ni que hablar de la ceguera absoluta para con cualquier cosa que tenga que ver con la dignidad del hombre, todo nos hace pensar en un futuro bastante complicado.¿La política, la ética, la religión pertenecerán al pasado?  ¿La idea de la perfectibilidad del hombre está muerta para estos jovencitos? No sabemos. Procuremos al menos que no esté muerta para nosotros.  Porque según se ven venir las cosas es muy posible que el futuro llegue "onda gerovital". Cosas de la modernidad moderna que le dicen. Nadie se retira por ahora si alguna esperanza sopla aún en su alma.( Por más que para arrancar tenga que darse la biaba con toda la batería de analgésicos que se ofrecen en plaza.)