Dicen que un tipo talentoso es, definitivamente, en la mayoría de los casos, "desprolijo". Y es así, dicen los que saben, porque resulta que el tipo es un genio y se obsesiona con pensamientos rarísimos y entonces se sale de pista y es así que suspende actos tan simples y necesarios, como pueden ser, peinarse por ejemplo o ponerse la camisa adentro o abrocharse la bragueta. Conclusión número uno: " la mayoría de los tipos talentosos son generalmente desaliñados, mal entrasados (gracias nona) y hasta un poco mugrientos. Pero, pero, pero... eso no quiere decir (ni lejos) que todos los tipos que tienen la camisa afuera o una papa en la media sean unos capos, o tengan más luces prendidas que Gardel y Quinquela Martín los dos juntos". No, macho. No.

Si la facha de croto o el pelo pintado de verde nos indicara donde está el artista, muy fácil sería. Hasta podríamos apostar que no pocos jovencitos de los que asoman la nariz en las calles esperancinas están, hoy, para el premio Nóbel. Y claro que en todas las épocas se vendieron buzones: rulitos, trencitas, pelo pintado de verde, colorado y blanco, pantalón ancho, angosto, camisa afuera, camisa adentro, cuello mao, cuello palomita, águila, cliptodonte, zapatos con plataforma, camiseta, camisa, remera, musculosa... ¡Así es! ¡Es lo que es y listo "vieja", ¿viste? (¿a quién le dijiste vieja?). Es así, siempre fue así. Es normal. Es. Y listo. (¿Vieja?)

La cosa siempre vino de afuera para adentro. Generaciones hubo que creyeron y otras que no creyeron tanto. Aunque siempre los jóvenes necesitaron de las advertencias de los más viejos (eso también es normal) y no tanto por ciencia como por experiencia. Una lectura ordenada puede hacer maravillas en la vida de un jovenzuelo. El estudio de las artes, como la música por ejemplo, abordado con voluntad y disciplina, aportará a nuestra existencia un milagroso y beneficioso cambio . Todos los oficios terrestres pueden llevar al hombre a la gloria o al fracaso; a la dicha o a la angustia. Según sea la fuerza, ingenio y pasión que hayamos decidido invertir en la partida.

Los jóvenes esperancinos tienen una oportunidad. Una. Solo deben mirar a su alrededor y decidir si van a usar o no las herramientas (que no son pocas) que se les ofrecen en estos tiempos. Se encuentran frente a dos puertas. En las dos aguarda el futuro. Una puerta se abre sola y se ofrece facilonga y seductora; es el portal de la cáscara, del pelo duro, verde, amarillo, de la papa en la media. En cuanto a la otra puerta, y... si, la otra es más difícil de abrir, hay que hacer bastante fuerza, pero más allá de ella está la posibilidad de ser músico en serio, artesano en serio, hombre en serio. Inteligente, útil, respetado. Tengas guita o no, tengas moda o no, seas rubio o morocho. Alto, petizo, lindo o feo. No importa.

Esa es la puerta de los que son libres. Pero, viste, es como todo en la vida, resulta que hay que elegir. Una puerta o la otra. Una de dos; podés aprovechar el talento, la inteligencia y la pasión o quedarte disfrazado de artista. Con la papa en la media.