El reclamo quejoso y repetido del gobierno municipal es, ni más ni menos, que no se le aprueban los proyectos que envía al Concejo. Han pasado cuatro largos años y continúa el mismo tango ante la mirada angustiada de la sociedad esperancina que se pregunta "qué es lo que debe suceder para que Meiners y sus amigos se decidan a dejar de quejarse y hacer algo..."

Meiners se queja de que no le aprueban los proyectos pero -decía un contribuyente echando espuma por la boca- la señora, no se ocupa de hacer tampoco lo que han aprobado. ¿Por qué no se entretiene cerrando la Plaza, por ejemplo? ¿Por qué no pone en marcha el proyecto de transporte público, que, de paso es una iniciativa justicialista, aprobada hace tiempo por el Concejo?

Los esperancinos se preparan para bailar la misma milonga del presupuesto, ya conocida. Se incluyen una cantidad de obras para justificar un aumento de tasas (algunas imposibles como el entubado del canal Alem), para, después de esquilmar a los vecinos, no hacer ninguna obra, ninguna mejora, o sea, nada. ¿Cuántas de las obras incluídas en el presupuesto anterior se concretaron? Es muy posible que ninguna. ¿Recibieron los aumentos que pidieron? Los recibieron. ¿Hicieron algo de lo que decían que iban a hacer? No hicieron nada.

Algunos de los funcionarios que integran el gobierno municipal ya han pasado holgadamente la edad de merecer. Es tiempo que dejen de mentir y hacer el ridículo y algunos, es tiempo de que empiecen a hacer "penitencia" por engrupir tan alevosamente al pueblo de esta ciudad. Y cobrar por eso.