"¡Gran Señora, Madre de madres, excelencia de excelencias, nuestros creativos de campaña mandan decir que su eminencia deje todo lo que está haciendo y se dirija de inmediato al lugar del siniestro!"

El que había entrado gesticulando con gran pompa al despacho de la Gran Dama era ni más ni menos que su ladero de mayor prestigio en el Sacro Imperio Esperancino, el adláter mayúsculo, paje y amanuense del reino, Giancarlo Giannini el Grande, responsable de todos los caprichos de la titular de la corona imperial.

¿De qué siniestro me está usted hablando señor Giancarlo, no se ha percatado acaso que se acerca la hora de almorzar y que mis lacayos han preparado toda clase de manjares regados con los mejores rosados y "claretes" de la comarca?

La señora decía todo esto mientras se colocaba un repasador en el escote y empinaba un trago de moscato, haciendo trompa y frunciendo el ceño, en actitud francamente beligerante hacia quién tenía el "tupé" de interrumpir la ceremonia previa a la panzada de todos los domingos.
-¡Señora, debe saber usted que nuestro "pollo", el brujo Elena, ya se encuentra en el lugar, en medio de un humo negro que parece surgir a borbotones propiamente del centro del infierno y dice que si usted no se presenta los radicales van a decir que no nos interesa nada de nada y que con tal de comer un asado tranquilos, se puede incendiar la ciudad que a nosotros no nos va a importar y que todo nos interesa un pito como dijo Reutemann!

- ¡Qué dice del humo negro! ¿De qué humo negro me está hablando! ¡Acaso otro sabotaje de los militantes fascendínicos? ¡No están conformes con espiarnos las cuentas! ¡Hable señor Giancarlo!

- No se trata de los radicales señora. Por el contrario, creo que uno de nuestros simpatizantes ha prendido fuego al sumidero privado al que llaman cava de Gonzalez y como en ese berenjenal han tomado fuego un sinfín de inmundicias el humo está cubriendo todo el reino provocando la ira de todos los contribuyentes.

- ¡La cava de Gonzalez! ¿Y cómo es que un basurero tiene nombre y apellido?

- Señora, por favor no perdamos más tiempo y vayamos de inmediato al lugar del siniestro.

- ¿Y qué es lo que yo puedo hacer en medio de semejante desastre?

-Usted es la Comandante en Jefe de todas las fuerzas del Imperio y tiene el deber de ponerse al frente de todas las tropas que luchan contra el "foco ígneo" como dice Marnicho ...

- ¿Y los radicales también están en medio del fuego... ?

- Sí señora, pero no precisamente de ese fuego ...

- ¡Ajá, entonces yo debo presentarme a conducir no se qué cosa mientras el disidente Fascendini y sus secuaces tienen su propio fuego! ¿Y qué fuego es ése tan importante que lo entretiene tanto ...? ¿Es más importante que el nuestro acaso?

- Según del lado que se lo mire señora...

- ¿Y también han suspendido su almuerzo para apagarlo?

- No señora, han hecho coincidir el almuerzo con el fuego. Tampoco están interesados en apagarlo por ahora, lo conservarán hasta tanto esté listo el asado a la estaca que están haciendo....

Las últimas palabras del edecán Giancarlo Giannini (general en jefe del equipo de ordenanzas) entristecieron sobre manera a la gran ama de leche del Salado y, seguro, los presentes en el gran salón de los tejemanejes, serán testigos "per secula seculorum" de la avinagrada cara de culo que acompañó a Mamá Juniors durante toda la jornada. "No es para menos - pensó el pollo Elena mientras se limpiaba un "tizne" de su pequeña nariz- siempre será mejor aquél fuego que éste"