"Señora –dijo el primer ministro y edecán del Reino don José Titín- hemos llegado a la conclusión de que todo lo que sucede en esta bendita ciudad es producto de un sabotaje de nuestros archienemigos los radichetas"

La gran dama hizo un gesto a su ayudante todo terreno José San Peso para que suspenda por un momento la colocación de ruleros y, previa ingestión de un trago de "Cubana Sello Verde", lanzó una mirada de asombro al recién llegado.

-¿Qué es lo que dice usted Señor Titín? ¿Acaso supone usted que los problemas de caja que acusa su ilustre administración procede de una conspiración con origen en Fascendinilandia?

-¡Así es Gran Pachama ni más ni menos! –dijo el tesorero y primer ministro mientras se soplaba la nariz con un billete de cien rublos.

-¡Explíquese señor Titín! –ordenó la mujer mordiendo un rulero.

- ¡Ahora mismo Majestad! – se agrandó el otro al tiempo que destapaba una jaula con una palomita de las que pululan en la plaza y otra con un pájaro negro brilloso.- ¡Observe usted con detenimiento esta paloma, la cual hemos estado investigando con nuestros equipos de especialistas!

- ¿Qué tiene ese animalito de Dios, señor tesorero?

- Comunmente una paloma de esta especie – explicó doctoral el señor Titín – depone sus excrementos con una frecuencia de 3 minutos exactos...

- ¡Una vez cada tres minutos! –se escandalizó la alcaldesa.

- ¡...controlados por reloj por miembros de nuestro personal comandados por el joven Mauricio Caupi que como usted debe saber está dedicado "tiempo completo" al control de los excrementos de paloma desde que asumió su gobierno, gran Señora!

- ¿No me diga que tenemos asignado personal a la ingrata tarea de cronometrar la mierda de paloma? –preguntó la Intendenta mirando para todos lados y espichando otro trago de cubana-

-¡Día y noche señora! ¡Cuatro turnos rotativos! – gritó el tesorero orgulloso.

La señora Intendenta retiró bruscamente los pies de una palangana que tenía debajo de su escritorio y para sorpresa de los presentes apareció por un costado del mueble uno de los escribas de la comarca un tal Roberto Marnicho quién, al parecer, estaba agachado cortándole las uñas a la primera dama.

- ¿Y cual sería el resultado de los estudios, si se puede saber? – exclamó la señora pateando la palangana.

- Esta paloma libera 5 gramos de excremento en 20 deposiciones por hora o sea que en un día desparrama por la plaza casi cuarto kilo de mierda.

- ¿Y eso que tiene que ver con los radicales?

- Cuando los radicales perdieron el trono dejaron de ocuparse del asunto y por varios meses permitieron que los desperdicios se acumularan a razón de un cuarto kilo por día por paloma. Imagínese el montón de caca que pueden producir miles de palomas en los meses que van de las elecciones a nuestra asunción y se dará cuenta el paquete que nos dejaron, señora.

La señora alcaldesa apuró otra copita de Cubana Sello Verde con la diestra mientras se apretaba la nariz con los dedos de la siniestra.

- ¡Me imagino! –dijo- ¿Y usted que piensa del tema, señor Titín?

- Pienso que fue a propósito, que se trató de un sabotaje ideado por Fascendini para que se caiga el sistema, la gobernabilidad y todo eso que se dice.

- ¿Entonces usted cree que los radicales hicieron todos esos cálculos del cuarto kilo y que premeditadamente dejaron que los excrementos inundaran la plaza...?

- Esa es la idea señora.
 
La Intendenta Mamá Juniors hizo una seña a su primer edecán José San Peso para que continúe con los ruleros. Realizó dos o tres inspiraciones profundas, ingirió un poco de Valeriana con una pajita y ordenó desalojar el salón de los grandes hurgueteos. Cuando estuvo sola miró en dirección a la gran plaza que agonizaba más allá de los barandales del palacio y hablando en voz alta, como arengando a un pueblo imaginario dijo:

"Compañeros luego de estudiar con detenimiento el problema de los excrementos que están sepultando uno de los monumentos más preciados de los esperancinos, he llegado a la conclusión que sumando a la caca de paloma acumulada la caca de los macabros pájaros negros y la de los cinco mil perros que exoneran sus intestinos a la buena de Dios por estos pagos, el futuro nos encontrará unidos o ...."

En ese instante entró al despacho de la alcaldesa el primer ministro de la producción Mauricio Caupi interrumpiendo el discurso, con gran ruido y haciendo tronar los zapatos gritando eufórico que tenía los datos con los kilos de excrementos que se habían acumulado durante el gobierno peronista actualizado al día de la fecha.
Ese fue el primer día en que la primera dama lloró. Las lágrimas se atribuyen a dos motivos, el primero a los dichos del secretario Mauricio Caupi y el segundo a los efectos de la Cubana Sello Verde.