AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 4

Número: 198

LA NOVELA DE MAMÁ JUNIORS. HOY: "MORTADELA"

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La señora alcaldesa se encontraba en el salón de los grandes hurgueteos tratando de resolver un crucigrama que le proponía para la primera línea una palabra de siete letras con las instrucciones: "insecto zancudo overo sensible a los espirales", enigma que mantenía a la dama empantanada y de mal humor, en tal inoportuno momento vino a presentarse el capo de las finanzas del reino, tesorero mayor al que llaman "Titín el impertérrito", quién entrara sin golpear enarbolando un racimo de facturas correspondientes a dos barredoras de arrastre, una fotocopia del documento del doctor Elena candidato a concejal, una jaula con una yunta de palomas y un frasquito con líquido extraído de la red cloacal de la ciudad.

- ¡Salve gran alcaldesa! –dijo el tipo después de dejar todo y se servía una copita caña Piragua de la botella que estaba sobre el escritorio.

- "Insecto zancudo overo sensible a los espirales" – habló la doña ensimismada con el crucigrama.

- ¡Mosquito! – gritó el tesorero mientras se arrojaba al piso besando la alfombra en señal de sumisión y respeto abriendo la chequera para que la Intendenta le firme un cheque.

- ¡Ya decía yo que el bruto del secretario de gobierno me estaba haciendo equivocar! ¡La palabra tenía siete letras y el otro porfiaba que era "dengue"! ¡Acá están todos locos! ¿Me puede decir señor Titín, usted que sabe tanto, que carajo es el dengue?

- ¿El dengue? Olvídese señora, no tiene importancia, ahora tenemos asuntos más importantes que tratar...

La gran pachamama miró de reojo a su tesorero mientras se soplaba el flequillo pensando quizás en "qué cosa puede ser más importante que resolver un crucigrama", al mismo tiempo, el otro, todo transpirado y blanco como un papel cerraba todas las puertas y ventanas propiamente como si lo persiguiera el diablo.

- ¿Qué pasa señor tesorero? ¿Hay peligro de golpe de estado?

- ¡Ojalá! ¡Es peor que eso señora! ¡Andan diciendo los ediles del honorable Concejo de la calle Lehman que si no encontramos la plata que pagaron los vecinos para que le hagamos las cloacas nos van a venir a sacar con un patrullero.

-Tranquilo confíe en su policía, en todo caso nos avisarán una hora antes, usted sabe que los uniformados son como chanchos con nosotros. Últimamente los muchachos también andan con problemas y es casi seguro que el patrullero los buscará ellos primero.

El tesorero Titín se había arrastrado hasta una pared del recinto y lloraba desconsoladamente. Uno de los edecanes con marcado parentesco con la señora entró de pronto en el despacho portando una bandeja conteniendo una picada de chorizo, queso y mortadela mientras le decía al oído a la gran dama que había llegado la hora de despacharse la merienda.

La Intendenta pidió que le dejen una botella de vino "El cambio" cosecha 2007 y autorizó al mancebo a retirarse.

- ¡Señora, recuerde que tenemos que pagar a los proveedores de lámparas antes que la ciudad quede a oscuras! –gritó entre sollozos el tesorero

- ¡Y a mí me lo dice! ¡Qué tengo que ver yo con los focos señor Titín!

- ¡Tenemos que ahorrar, no podemos andar despilfarrando la guita, usted se está comiendo el presupuesto, esa picada sale un ojo de la cara! –El tesorero fuera de sí gritaba y escupía por los rincones con el rostro desencajado- ¡Usted es insaciable, usted me tiene repodrido! ¡Esas barredoras que compró no sirven para nada lo único que hacen es llevar la tierra de un lado al otro! ¡Si seguimos así vamos a terminar todos en cana! ¡Basta! ¡Basta! ¡No aguanto más!

A esta altura de los acontecimientos los gritos del Secretario de Hacienda habían alertado a la guardia personal de la alcaldesa (dos pata de plomo de La Pelada recomendados por el Senador Pirola) quienes entraron sin golpear y agarraron a patadas al tesorero dejándolo desparramado en el suelo. A todo esto debemos decir que la señora ante la imposibilidad de calmar al funcionario por las buenas ya le había arrojado primero un zapato y enseguida un trozo de mortadela.

La tarde se extinguía mientras dos enfermeros se llevaban al tesorero en una camilla con suero incluido. Cuando el contingente pasó por la puerta a todo trapo acertaba a entrar el asesor estrella, el abogado con nombre de arcángel, Gabriel Chapatín el inmaculado quien observó la escena y de inmediato corrió hacia el trono donde se encontraba la señora y se escondió detrás de una cortina.

-¿Qué ha sucedido con Titín señora, le dio un ataque? –preguntó asomando la nariz.

- No es nada, solo se volvió un poco loco porque no alcanza la plata.

- ¿Plata para qué, acaso no hay suficiente para nosotros?

- Dice que perdió la plata para las cloacas.

El asesor estrella salió de su escondite, inspeccionó bajo el escritorio de la alcaldesa y controló que las ventanas estén herméticamente cerradas.

- ¿Qué pasa señor Chapatín? ¿Todo el mundo tiene miedo de ir en cana?

- Eso no sería nada señora...

- No entiendo... ¿Qué podría ser peor que ir preso querido asesor y maestro?

- ¡Ser perseguido por el concejal Martín del Niño Jesús!

En ese instante entraron dos edecanes y haciendo sonar las trompetas anunciaron la llegada del Concejal Peronista Martín del Niño Jesús que, según avisaron los presentadores estaba como loco porque gracias a un abogado vigilante le habían suspendido el cobro de la jubilación de la cual disfrutaba desde el año 2001.

- El concejal está en la antesala y echa espuma por la boca. – dijo el primera corneta apoyado contra la puerta.

- ¡Entreténgalo! ¡Llamen a la perrera! – gritó Chapatín mientras se descolgaba por el balcón aferrado a una cuerda que había improvisado con la bandera argentina, un pedazo de cortina y dos corbatas olvidadas por los radicales.

- ¿Adonde va doctor Chapatín? – Le gritó desde la baranda la señora alcaldesa masticando un pedazo de chorizo- ¿Qué tiene que ver usted con todo esto?

El abogado había desaparecido por el balcón del primer piso y solo quedaba junto a los barandales la silueta recortada a contraluz de una señora descalza, masticando un trozo de mortadela y con un vaso en la mano. No importa lo que pasó o pueda pasar luego de estos curiosos sucesos, lo único importante, lo único realmente importante es que nadie, absolutamente nadie, ni uno solo de los contribuyentes de la Suiza de Las Pampas, haya presenciado la escena en que la señora alcaldesa, sola, irremediablemente sola, representaba la patética imagen del desamparo.
 
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