AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 4

Número: 178

¡SIGUE LA NOVELA EN EL VERANO! ¡AVERIGÜE DE QUE SE DISFRAZA LA ALCALDESA PARA EL CARNAVAL!

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En la ciudad que se ha dado en llamar la Suiza de las Pampas sita en la Provincia Invencible de Santa Fe en la República Argentina (por si a un japonés se le ocurre buscar en el mapa) en pleno verano, con una temperatura que obliga a remojar la anatomía cada dos por tres, la gran alcaldesa a cargo de los destinos de los mansos habitantes de estos olvidados parajes, se encontraba sentada en el borde de un piletón de lona marca "pelopincho" con la pantorrilla izquierda bamboleándose sin ton ni son y la pantorrilla derecha sumergida en el agua.

Así se encontraba cuando hubo de interrumpir la señora la lectura del número 149 de la revista "Concorito" para escuchar el parte con las novedades a cargo del edecán del reino, un dependiente con ascendencia turca a quién llamaban Rigoberto Gian Nini.
- Esplendencia, todos los miembros de palacio se han ido de vacaciones, la ciudad se encuentra desierta y lo único interesante para comentar es el hecho de que en los talleres de la Secretaría de Cultura se están preparando los disfraces para el próximo carnaval.
- Bien –dijo la Gran Dama arrojando el "Condorito" hacia un rincón- quiero que vigile con detenimiento a las costureras y creativos que se encargan de mi disfraz señor Gian Nini.
- Señora, me temo que habrá algunos cambios con su disfraz... – contestó el turco que estaba duro como pastel de polaco.
- ¡Qué dice que habrá cambios! ¡Está en pedo! ¿Quién ha osado ordenar cambios en mi indumentaria de Reina Madre? ¡Quiero el nombre para arrojarlo de inmediato a los leones! –gritó la señora mientras embuchaba medio durazno al natural que sacó de un tarro con un tenedor.
- ¿Leones...? ¿Qué leones señora?
- ¡Bueno es un decir! –se irritó la Gran Dama- ¡El culpable será arrojado desnudo, atado de pies y manos a los chiqueros de la chanchería del Sur! ¡Dígame el nombre, carajo!
- Fue el doctor Chapatín señora. – batió el turco con cierto temor.

Aclaremos para los iniciados que el llamado Doctor Chapatín es un leguleyo que oficia de asesor ad honorem según se dice, Intendente sustituto y asistente todo servicio. Cuando la alcaldesa escuchó el nombre de su protegido sacó la media pierna de la pileta de lona y se paró firme frente al edecán turco con visibles síntomas de estar contrariada.
- ¿Y que motivos expone el Doctor Gabriel Chapatín para meterse en mi vida, si se puede saber?
- Dice el señor asesor que si usted sale vestida como Reina Madre el pueblo no tardará en reconocerla y agarrarla a patadas por todas las macanas que hizo y que son del dominio público.

Debemos aclarar que en la misma cara de la mandamasa del Palacio Municipal fueron dichas estas terribles palabras por el edecán Gian Nini, turco y peronista converso de última generación, verdades que obligaron a la benemérita señora a replegarse y, por si esto fuera poco, arrojarse sentada a la pelopincho con gran desparramo de agua, flotadores y pelotas a diestra y siniestra.
- Señora, si usted me permite, quisiera decirle que a todos los compañeros peronistas en el poder nos parece acertada la medida en bien de su seguridad, dado que el pueblo está sucio, sensible y presa del descontrol. Y como dice la televisión "la mugre es aliada de la violencia"...

Mientras esto se decía la Gran Ama de Leche del Salado, la Jefa espiritual de la ciudad de los esperancinos, se encontraba con media cabeza sumergida en las cristalinas aguas de la Pelopincho, existiendo entonces muchas posibilidades que no haya escuchado una palabra de lo que había dicho su ayudante.
- ¡Y cual es el disfraz que me han elegido para los corsos de Febrero, pedazo de imbécil! – gritó la Intendenta mientras sacaba la cabeza del agua echando un chorrito por la boca.
- El clásico disfraz de toro, señora. –dijo el turco con un hilo de voz.
- ¿De toro? ¿Pero ese es un disfraz a dúo si no me equivoco?
- Así es señora, usted y el doctor Chapatín serán el relleno del toro.
- ¡Momento! ¡Acá hay un asunto crucial! ¿Quién ordenó este engendro?
- Hay un decreto de necesidad y urgencia listo para la firma, decreto ya refrendado por el Honorable Presidente del Concejo, doctor Grenón "El magnífico"...
- ¡Grenón de Fascendinilandia! ¿Quién iría atrás y quién adelante? – inquirió la alcaldesa con un tono imperativo.
- Usted iría adelante señora. El doctor Chapatín puso como condición para participar en el operativo que sea usted la que vaya a la cabeza del animal. – El turco Gian Nini mientras hablaba con la gran abeja reina, se inclinaba levemente con los ojos mirando el piso.
- ¿Y por qué se niega el señor asesor a conducir el toro? ¿Acaso tiene miedo de estrellarlo contra alguna máscara proveniente de Fascendinilandia? - dijo con cierta ironía la Intendenta haciendo referencia a su archienemigo el legislador Fascendini.
- No señora, no es eso precisamente lo que dijo del doctor Chapatín.
- ¿Y que es lo que dijo?
- Dijo que iría atrás porque le causan impresión las guampas del animal.
 
No es nuestro trabajo hacer especulaciones sobre temores, complejos y traumas que puedan atormentar a las personas en estas tierras calientes. Si se le teme a tal cosa, se le teme a tal cosa y listo, eso pertenece a los misterios insondables de la mente humana. Ya hemos cumplido de sobra anticipando al pueblo de la Suiza de las Pampas sobre disfraces, maquillajes y artificios de sus reyes. Con eso puede la plebe, darse por servida. Y los hombres de campo, que amenazan por estas horas con iniciar un plan de lucha, tendrán que agradecer (o no) en el futuro a los asesores de la señora la idea del disfraz de toro. Clásico de los clásicos que significa ni más ni menos que un apoyo incondicional de la alcaldesa a los reclamos del campo. Es cierto que algunos pugnaban porque la gran dama se disfrace de perro, de árabe, de auditora, de Fangio, de paloma y hasta de defensora del medio ambiente, pero ganó el disfraz de toro y a otra cosa. No se puede tener todo.
 
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