Todos aquellos que se inician en estas lecturas que tienen por norte instruir sobre la misteriosa historia de la Suiza de las Pampas, deberán entender de una vez y para siempre que los tiempos festivos que predominaron en el período en que reinara Caponino el Grande se acabaron. Se terminaron. Es cierto que el pueblo valesano (y el otro) no ha tomado con buen talante la interrupción abrupta del torrente de festicholas a que estaba acostumbrado. Y es cierto también que este hecho se adjudica con cierta crueldad a los recortes presupuestarios que ordenara la Señora de todas las señoras, la alcaldesa de los trigales, Mamá Juniors la Unica. Pero igual, eso se terminó, no más jolgorio, le pese a quién le pese.
- ¡Señora de las seis décadas! ¡Ama de leche del Salado! -así se dirigía el gran confitero real a quien llaman "Il Goro Iº" a la matrona de las pampas- he venido para que usted, sabia reina de todas las reinas me despeje la niebla de la duda que me corroe, martiriza y angustia...
- ¡Qué carajo queréis maestro panadero! ¡Finíshela con la chupada de medias y vayamos al grano! -dijo la que se hacía llamar Mamá Juniors mientras miraba al trasluz una copita de caña Legui.
- Señora, - recitó el panadero- esta ciudad, proponía a cada rato fiestas y más fiestas, ayer la fiesta de la colonia, después la de la Mujer, de pronto el taca taca de los corsos, la orgía gastronómica de las colectividades, la madera, la Feria de las colonias, el automóvil antiguo y...
- ¡Y qué! ¡Y qué -saltó con violencia la alcaldesa revoleando el pollerín- ¡Qué queréis! ¡De qué os quejáis! ¡Palos porque bogas y palos porque no bogas! ¡Qué más desean los seres inferiores de esta chacra asfaltada! ¡Otra vez pan, corso, siesta y ravioles...!
- Justamente, señora, los contribuyentes creen que siempre hay motivo para sacar la matraca...
- ¿Y qué es lo quieres que haga Maestro Panadero? ¿Para eso has venido a mis pies, para quejarte de lo que todos se quejan? ¿Para pedirme que de rienda suelta a la pachanga?
- No grandiosa Pachamama, nada de eso, he venido a consultar a vuestra merced, ¡oh gran diosa de la sabiduría! Madre y señora, para solicitar permiso y bendición para organizar la gran fiesta del primer aniversario de su sacrosanto gobierno.

El tesorero Bertero que se encontraba en un rincón juntando los carbónicos para usarlos de nuevo levantó la testa y reaccionó tal cual una serpiente que es atizada con un palo.
- ¡Quééé! ¿Otra fiesta? ¿Utilizan el aniversario de nuestro excelso gobierno peronista para emborracharse? Y para colmo en medio de la gritería quejosa de los vecinos desagradecidos que brotan de los cuatro puntos cardinales de la ciudad ...
- De eso se trata señor, darles fiesta ya que no se le puede dar riego.... -respondió el confitero.
- ¿Usted entiende lo que estoy diciendo? ¿Usted entiende señor "Il Goro" que esta ciudad es un queso? ¿Que otra vez los mismos que echaban espuma por la boca enardecidos por la vida ligera de Caponino "El Alegre" hoy quieren calzarse la chancleta del olvido para revolearla quién sabe donde...?
- No se puede sufrir toda la vida señor Tesorero...

Menos mal que a esta altura de la pelea verbal entre el Decorador y el Secretario, la señora se decidió a intervenir. Su Excelencia, siempre atenta a los movimientos, se había mandado al buche una aceituna negra con un canapé de picadillo al tono, los cuales procedió a bajar de inmediato con un saque de caña y mientras escupía el carozo de la aceituna habló y dijo:
- Señor Maestro Confitero, suspenda la discusión y proceda a describir de inmediato lo que tiene pensado para los festejos del Primer Aniversario de nuestro Protectorado.

Excitado por la orden de la Reina, el que se hace llamar el Goro (nombre artístico que oculta el plebeyo apelativo de Gorosito), lanzó un silbido a modo de señal dando vía libre a tres ayudantes que entraron empujando una torta gigante cuya forma imitaba la arquitectura del palacio Municipal, toda blanca, inmaculada y con una velita en lo que vendría a ser el frontispicio. La torta, montada sobre un palet donado con rueditas, fue a detenerse frente a Su Majestad y acto seguido "Gorosito" (el maestro) prendió la vela y se quedó artísticamente paralizado con sus tres empleados, ambos los tres con la mano extendida señalando la torta.
- ¿A qué estamos jugando señor confitero? ¿Qué significa esta payasada? - preguntó la señora mirando con curiosidad la escena.
- Esta es la torta que será la atracción principal de los festejos y usted, Esplendencia, será el plato principal...
- ¿Yo? ¿Y que papel juego yo en este asunto?
- Usted es una metáfora, ya que todos se la quieren comer, usted viene dentro de la torta, señora... - Gorosito parecía disfrutar de lo que para él era una genialidad. Solo se trataba de avisar a los invitados que la fiesta aniversario se haría sin la presencia de Mamá Juniors, se les diría que la gran dama se encontraba indispuesta y en un momento oportuno, cuando el ágape se encontrara en su apogeo, ¡crach! se rompe la torta y aparece la alcaldesa en medio de un batifondo absoluto. ¡Genial!
- ¿Y cuánto tiempo tengo que estar yo dentro de la torta, señor panadero?
- No mucho tiempo, vuestra merced, habrá un momento en que el Secretario de Cultura, en su discurso hará un balance de todas las cosas que se hicieron en este primer año de gobierno, cuando el honorable señor Selko diga que "la ciudad será gobernada por la señora o la bandera flameará sobre sus ruinas" usted salta contra el techo de la torta rompiendo todo....
- ¿Rompo todo?
- Así está pensado, señora.

La Gran Ama de Leche de los esperancinos se quedó un rato pensando como si quisiera preguntar algo al confitero del reino. Cuando los ayudantes estaban prestos para llevarse la torta la alcaldesa pareció recordar lo que quería consultar al Maestro panadero.
- ¡Señor Goro, una pregunta antes de abandonar esta sala?
- Pregunte gran señora.
- Me intriga saber en que lugar y como dispondrá usted a los miembros de mi gabinete mientras yo permanezco dentro de la torta.
- Los miembros de su gabinete con el Asesor Doctor Gabriel Chapatin a la cabeza custodiarán la torta bañados todos en chocolate desnudos y de cuerpo entero, por esa razón será necesario mantener prendidos los aparatos de aire acondicionado, para que no se derritan...
- ¿Chocolate negro o chocolate blanco? - quiso saber Mamá Juniors.
- Todos serán bañados en chocolate negro, salvo el señor de la Cueva que será cubierto por chocolate blanco.
- ¿A que se debe esa diferencia?
- El pidió ser bañado en chocolate blanco, señora.

La escena fue perdiendo fuerza a medida que el reloj amarillo avanzaba en la torre de la Iglesia "protestante" , mientras tanto la luna asomaba lindo por los ventanales y el calor se adelantaba prometiendo una noche complicada para conciliar el sueño. "Será necesario mantener los aparatos de aire acondicionado a fondo" había sugerido el panadero, tal vez porque la orden de sumergir a todo el gabinete en chocolate ligero de ropa podía ser la causante de alguna desgracia.