AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 168

LA NOVELA REVELA SECRETOS INCONFESABLES PROTAGONIZADOS POR PERONISTAS Y GORILAS. ¡IMPERDIBLE! ¡PARA ESTUDIAR EL FIN DE SEMANA!

Sabiendo que una reunión secreta entre peronistas y demócratas iba a realizarse y que en la misma se concretaría un oscuro acuerdo sobre los porcentajes, aumentos de impuestos y otros "tomaydaca" por el estilo, nos pusimos al trabajo para averiguar donde y cuando el hecho se consumaría cayendo en la cuenta que tan misterioso encuentro sería ni más ni menos que en uno de los salones que se especializan en fiestas infantiles, tenebroso lugar que ostenta el nombre de "Pepelopo" instalado en el corazón de la citi, justo frente a las narices de las principales gargantas esperancinas que hacen nido en los bares de la calle Aarón Castellanos. ¡Buen intento, quién sospecharía de semejante cueva! Con el dato en la mano nos dirigimos al galope hacia el extraña guarida para intentar esclarecer el susodicho secreto.
-¿De qué secreto estás hablando tío? - me reclamó mi sobrino Mauricio, a quién hube de llevar para el disimulo porque se trataba de un cumpleaños.
- Nunca entendí que gracia tienen esos copos de nieve que venden para la fiesta de Esperanza, cuando uno los come es como si no comiera nada... el próximo 8 de setiembre, querido sobrino, has de tomar un palito solo y te imaginarás el resto -exclamé mientras miraba para todos lados-
- No me cambies de conversación tío. ¿Que estamos haciendo acá en este cumpleaños donde no conocemos a nadie? - Preguntó el terrible infante con la trompa sucia de helado.
-¡Pshhh! ¡No grites, pequeño, que acá, aunque no lo creas, se develará, ni más ni menos que una jugada histórica entre peronistas y gorilas, enemigos acérrimos por los siglos de los siglos, seré el primero en demostrar que esa componenda es posible en la política argentina ...
- Pero, tío, si eso ya está cocinado, toda la ciudad lo sabe, la señorita Copes vota siempre con Martín Mostacho sin que se le despeine una ceja...
-¡Es cierto, eso es lo que cree todo el mundo, Mauricio, pero nadie tiene fotos de los chanchullos que se hacen entre gallos y medianoche...! - recité enardecido mientras le mostraba una camarita digital que me había costado un ojo de la cara.

Fue justamente en ese instante cuando advertimos la presencia misteriosa de un personaje a todas luces disfrazado del Sargento García, tal cual se presentaba en la serie del "Zorro", con pantalón blanco, botas y correaje con sable, evidente almohada en los fundillos, sombrero y careta al tono.
-¡El sargento García! -gritó mi sobrino tirándome de la camisa- ¡Tío, tío, el sargento García...!
-¡Cerrando la boca, Mauricio, que ese es uno de los negociadores enviados por la señora de la mutual!
El disfrazado hizo dos o tres morisquetas frente a la puerta de "Pepelopo", le dijo "te atraparé maldito" a un rubiecito que estaba en la entrada, se agarró la panza tratando de simular ser parte del espectáculo y después se perdió dando saltos entre los coloridos corredores del local...
-¿Y con quien va a negociar tío?
- Tienes razón hijo, no hemos visto entrar a nadie más, a menos que...
-A menos qué, tío...
-¡A menos que ya esté adentro! ¡Vamos...!
 
Gambeteando una selva de piernas que iban y venían frente a los portales del intrincado tugurio nos mandamos sin respetar dirección obligatoria, cortando camino entre sillitas, globos y cotillón que (entre nosotros) eran pan comido para dos tipos rápidos como nosotros. Mauricio iba adelante pateando globos mientras yo esquivaba a las madres y abuelas que soplaban cornetitas y pitos. Todos me miraban pero gracias a Dios nadie preguntó nada, fue una gran idea llevar de la mano a mi sobrino a quién consideraban seguro uno de los invitados al ágape. Cuando llegamos a la zona del pelotero vimos como el Sargento García ahora sin careta, discutía fieramente con uno que a todas luces era "El Chapulín colorado", con traje al tono, cuernitos móviles y chipote chillón.
-¡El Sargento García está sin careta tío...!
-¿Quién es?
- ¡Andreoli, el sargento García es Andreoli! -dijo Mauricio que para ver se hizo alzar por una señora teñida de azul y con la boquita corazón-
- No puede ser Mauricio, doy fe que el señor Andreoli es un hombre serio y responsable, y jamás, aunque vengan degollando, participaría de semejante mascarada. No olvides pequeño que se trata del capo máximo del Partido Justicialista y que si estuviese disfrazado de tan ridícula forma pondría en peligro la confianza que el pueblo ha depositado en su partido... ¡Qué diría Martín Mostacho si lo viera a Andreoli disfrazado de Sargento García, le perdería el poco respeto que le tiene, ja...!
-Ya lo vio tío y no dijo nada... - Contestó mi sobrino ahora desde el suelo.
-¿Cómo? ¿Pero que estás diciendo pequeño sabandija? - dije tomándolo de la oreja-
-¡Qué ya lo vio tío, porque el otro, el Chapulín ...!
-¡Oh! ¡Es cierto...! ¡Martín Mostacho del Niño Jesús es el Chapulín Colorado! ¡Qué bochorno, fue a elegir un personaje tan agresivo y rojo troskista para colmo...!
Mientras la secreta conversación se desarrollaba en medio de la gritería creciente que aturdía en Pepelopo, vimos con nuestros propios ojos como los capitostes radicales Catena y Chelano se lanzaban del tobogán caracterizados como Batman y Robin.
- ¡Parece que no éramos los únicos que contábamos con la información! ¡Los radichas se enteraron!
- ¡Y eso no es nada! -agregó Mauricio- ¡Casi podría asegurar que he visto, oculta tras una cortina, a la señorita Copes, la flaca del PDP, disfrazada igual que la novia del Pato Donald con plumas blancas, pico amarillo, moño y patas de rana, tío.

Era una tarde de domingo que arrimaba su angustia acostumbrada. "Todos quieren saber como la señorita Copes coquetea con los peronistas, pero ella es más rápida que nosotros", pensé, un poco frustrado guardando la camarita digital, mientras estiraba el cogote para ubicar a mi sobrino. Cuando lo encontré el pequeño caradura comía con desesperación un inmenso trozo de la torta de cumpleaños rodeado de otros galopines como él.
- Lo único que no entiendo tío, es que papel jugaban los radicales en la reunión secreta...
- Elemental Mauricio, los radichas Chelano y Catena le vendieron a los peronistas el secreto de como hacían para regar las calles con los viejos camiones regadores...
- ¿Por qué, tío, acaso los peronistas no pueden...? - preguntó el pequeño monstruo con la boca llena de torta.
- Así es, hijo. Y basta, a partir de este momento has de olvidarte de todo lo que pasó ....
- ¿Por qué...?
- Porque nadie te lo va creer.
- ¿Qué es lo que no me van a creer...? - siguió preguntando como una ametralladora.
- Que los peronistas no saben regar las calles. - expliqué mientras le limpiaba la ropa.
- ¿Y que Andreoli era el Sargento García eso sí me lo van a creer...?
- Si, eso te lo van a creer....

El silencio de mi sobrino me costó otro helado (en la familia la extorsión se practica todavía) y una excursión a la pileta que por ser verano desparramaba agua hacia el cielo con una violencia inusitada. Terminamos pateando un globo que Mauricio había capturadoen el cumpleaños. La tarde agonizaba y la angustia dominguera era una cruda realidad cuando volvíamos con paso cansino hacia nuestros hogares.
 
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