Apenas el refulgente febo hubo inaugurado con la debida solemnidad la nueva jornada (tal vez una de las más aciagas del gobierno de Mamá Juniors) en medio de rumores del inicio de un complot palaciego que, según claman las gargantas, pondría en peligro el trono de la gran Dama del Salado, mientras cantan las radios y retumban los sordos ruidos (que recuerdan otros tiempos y otros golpes), se van levantando los conspiradores (de entrecasa) con panfletos en los bolsillos, pancartas y alabardas redactadas por los innumerables sectores del partido del General Perón. Cuando sacaron a la fuerza a su Esplendencia, la Señora Mamá Juniors, de las regaladas plumas y la llevaron a la Sala de los Urgentes Hurgueteos para resolver los asuntos del día. Al asomar la señora en su despacho le cantaron a coro todos los cortesanos la marcha peronista en alemán mientras un edecán le alcanzaba una copita de licor de huevo y un sánguche de salchichón:
- ¡La pe que los repé .... -respondió la alcaldesa- estuve anoche en una festichola pampa, me marié y no pude dormir un cuerno! ¿Qué carajo hay que hacer que me levantan tan temprano?

Ni bien hubo preguntado la señora lo que preguntó, cuando entró por la puerta principal del despacho, el Señor Elemento, inspector mayor de la comarca trayendo a la rastra a un horrendo vecino, de bigotito hecho con regla, hirsuta pelambre y fulgurantes ojos, vestido con musculosa y con más tierra encima que el Circuito Los Toboganes.
Mamá Juniors: ¿Qué pasa?
Inspector: Este vecino del Barrio Unidos se vive quejando de la tierra y como nos tiene hartos lo traje ante su graciosa presencia para ver si se conforma de una vez por todas.
Mamá Juniors: ¿Y se queja con razón o sin razón?
Inspector: Se queja de lleno gran señora
Mamá Juniors: ¿Y que hacen que no lo han fusilado?
Inspector: Señora, dice que es una injusticia.
Mamá Juniors: ¿Quién dice?
Inspector: El... a grito pelado. Y lo peor es que a todos los vecinos que están en la vereda del Municipio les dio por hacerse hinchas y gritan: "Tiene razón, tiene razón".
Mamá Juniors: ¿Y usted les hace caso?
Inspector: Yo, señora, la gente anda brava y tengo miedo se subleve y me agarre a patadas, porque en esta ciudad la gente es muy sublevosa.
Mamá Juniors: ¡Pásemelo adelante y yo le voy a decir si es justicia o no es justicia!

Pasó al frente el vecinalista que portaba en la testa una caperuza de loco, un plumero colgado al cuello y la foto de un regador en el pecho, y la señora lo consideró un espanto, después de lo cual le preguntó diciendo.
- ¿Por qué te vivís quejando? ¿Querés sacarme el trono?
- Otros querrán sacarla del trono señora, yo solo quiero que nos saquen la tierra del barrio. - dijo el vecino mientras se plumereaba la oreja para oír mejor.
- ¿Y tanto te molesta la tierra?
- No se imagina, Excelencia, hemos aguantado lo más que pudimos pero ya nos resulta imposible encontrar nuestros hogares, muchos de los que viven en el parque duermen y comen en otras casas creyendo que son las propias.
- ¿Pero cómo no se dan cuenta que sus esposas no son las suyas?
- Hace más de 10 meses que no les es posible verle la cara a sus esposas. Muchos se han hecho cargo de hijos que jamás han concebido. Sin ir más lejos, yo mismo he estado alimentando un perro que no es el mío creyendo que lo era.

La señora de todas las señoras se levantó y salió al balcón. Vio a todos los vecinos del barrio Parque en la calle envueltos en una nube de tierra que aumentaba cada vez que saltaban pidiendo justicia. Dióse vuelta a continuación la fornida gobernadora y con voz resonante, recitó lo siguiente:
- "Procédase a regar de inmediato las calles del Barrio Unidos hasta disipar por completo la polvareda y reconstrúyanse las familias a sus respectivos orígenes según estaban diez meses atrás"

El beneficiado allí presente aplaudió con energía levantando un leve tufo de tierra, mientras el asesor mayor del reino, Doctor Chapatín se adelantaba con un digesto colmado de instrucciones por él confeccionadas donde se impedía terminantemente el regado de todas las calles de la ciudad con excepción del Circuito Los Toboganes.
- Lamento interferir en su decisión señora alcaldesa, pero la resolución interna número 48 del gabinete impide el regado de las calles de tierra.
- ¿Cuál fue el motivo que nos llevó a dictar semejante norma, doctor?
- Los continuos sabotajes a los regadores por parte de los militantes de "fascendinilandia", señora.

Enseguida unos edecanes con una maquinita de Flit taparon de tierra al vecino reclamante para que se vaya en las mismas condiciones en las que había llegado y, de paso, envuelto en una nube de polvo, no sea reconocido por las patotas de abajo.
- Saludos a su familia -dijo la alcaldesa-
- No estoy seguro de encontrarla en medio de la tierra señora, y si tuviera la suerte de hallarla algún día tampoco sabría si es realmente la mía.

La nube de tierra se retiró del salón con el vecino adentro, sollozando con tanto énfasis que partía el alma. Mientras tanto la tardecita se asomaba por los ventanales y los pájaros cagadores regresaban presurosos a su dormidero. El verano con su tufo y con cálidos resplandores parecía anunciar un extraño infierno que Don José Pedroni, el poeta -si estuviera- hubiera jurado se dibujaba en el horizonte de la otrora progresista Suiza de las Pampas.