AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 165

¡LA NOVELA NO SE RINDE! ¡LA ALCALDESA, LAS TROPAS LEALES Y LOS TRAIDORES!

la-novela-no-se-rinde-la-alcaldesa-las-tropas-leales-y-los-traidores
En los días implacables del régimen de la alcaldesa en los cuales unos vientos perversos parecían confundir los pensamientos se realizó una misteriosa reunión en un chalet cercano al arco de la colonización . Una extraña formación dibujaba su silueta en el fresco de la madrugada. Un mástil se levantaba en medio de lo que parecían ser los jardines de la imponente casona y frente al mástil el compañero Marino S. se esmeraba por izar una banderita. En el centro de la multitudinaria formación la Alcaldesa observaba parada en una tarima, ataviada con uniforme de combate, botas, sable y una gorra con el escudo de Alma Juniors.
- ¡Atención compañeros! ¡Firrrrmes!

Al escuchar la voz de mando del asesor Gabriel (como el Arcángel) Chapatín que fuera precedida por redobles de tambor y corneta ambos de la banda municipal todos los presentes se pusieron firmes. Digamos que la formación estaba integrada por todos los contratados, ñoquis y asesores del régimen, quienes mal que mal, apelando a sus escasos conocimientos militares cumplían (a reglamento) con los movimientos requeridos.
- ¡Compañeros, dessssscanso! - ordenó Chapatín que estaba con uniforme de granadero y cada vez que hablaba revoleaba peligrosamente un sable corvo parecido al que usaba el escuadrón de la policía montada cuando era jefe Belotti.

Cuando el asesor ordenó "descanso" los presentes se abrieron de piernas pasando a una posición más relajada. Algunas miradas denunciaban inquietud y no faltaban las risitas nerviosas que sugerían cierta incertidumbre en la tropa. "Qué querrán ahora estos tipos, no se les habrá ocurrido alguna locura como cortar el pasto de las banquinas o algo por el estilo" susurró a su compañero de fila un flaco de lentes que empezaba a transpirar.
-"¡Compañeros, a continuación la señora alcaldesa pasará revista a las tropas leales, contratadas, a las tropas leales ñoquis y otros adherentes, parientes y favorecedores!".

El asesor Chapatín estaba sacado, después de avisar a los gritos a los presentes sobre el "pase de revista", revoleó el sable en dirección a la alcaldesa que seguía firme en la tarima con cara de guerra, hizo una enérgica media vuelta y salió como un loco disparado en dirección a su jefa imitando el paso de ganso de la guardia rusa, cuando estuvo justo frente a la Reina del Salado, volvió a revolear el sable y gesticulando con exaltada vehemencia, volvió a gritar que la "tropa estaba formada sin novedad".

Acto seguido la señora se bajó de la tarima y comenzó a pasar revista. De tanto en tanto se detenía frente a alguno de los integrantes de la formación haciendo uno que otro comentario.
- ¡Compañero Cechini!
- ¡Ordene señora alcaldesa!
- ¡Abróchese la bragueta!
- ¡Compañero Pilatti!
- ¡A la órden señora Intendenta!
- ¡Para la próxima vez córtese los pelos de la nariz!

La señora fue controlando uno por uno a los integrantes de la formación, acompañada por el doctor Gabriel (que llevaba el sable al hombro) y el capellán castrense Hermenegildo Rohrmann (que arrojaba agua bendita a la tropa). Finalizada la recorrida, la Dama de Fierro dijo "terminado", pidió a su edecán que le trajera una ginebra con agua y de inmediato se sentó en una silla petisa que le arrimaron bajo un arbolito.
-¡Ay, estos borceguíes me están matando!
- Su Esplendencia ya he mandado por sus ojotas - dijo el asesor Chapatín mientras sacaba del baúl de su Mercedes un yogur de banana.
- Señor asesor, le agradezco esta demostración de lealtad que, debo reconocer, a sido mérito suyo.
- Señora, había que mostrar al pueblo de la Suiza de Las Pampas que usted está más firme que nunca y que su equipo de colaboradores disfrutan de una unidad monolítica.

Fue en ese preciso instante que se escuchó la bocina de un camión y casi al mismo tiempo entre una tormenta de tierra, atropellando todo lo que había en el patio, entró como una tromba la unidad de regado propiedad del honorable municipio de esta impoluta ciudad de don Aaarón Castellanos. Debemos decir que al comando del bólido se encontraba el tesorero Bertero, quién se hallaba, según su aspecto lamentable fuera de sus cabales o en evidente estado de ebriedad.
- ¿Qué hace el tesorero al volante del camión regador? -preguntó la señora mientras se sacudía la tierra con una hoja de palmera.
Mientras tanto el tesorero Titín se había bajado del camión y se arrastraba hacia la Isabel Sarli de la Pampa con un solo zapato y la camisa afuera.
- ¡Señora! ¡Ha habido un conato de rebelión! ¡Los peronistas rebeldes al mando del Talibán Mi Quere y el Concejal Carrizo han tomado el poder...!
- ¿Una rebelión?
- Entraron a la mañana temprano y se vinieron derecho hasta la tesorería, me agarraron a patadas y me apresaron... pero pude escapar cuando estaban extasiados revisando la chequera, el único vehículo que quedaba sano era este camión, llegué hasta de Mellado y tuve que cargarle combustible, después llegué hasta acá para avisarle... - el tesorero dijo lo que dijo y se desmayó.

La señora alcaldesa miró el mástil con la bandera, se volvió a calzar los borceguíes y con la gorra que lucía el escudo de Alma Juniors en su rubia cabeza se dirigió con reciedumbre a su asesor estrella y levantando un palito de jardín le dijo que prepare de inmediato las tropas de asalto para recuperar el Municipio.
- ¿Qué tropas de asalto, señora?
- ¡Las tropas leales que revistamos hace un rato!
- Demasiado tarde señora, cuando escucharon lo que dijo el tesorero salieron a ponerse a disposición del nuevo gabinete y la junta Miquere, Carrizo, Potolichio le prometieron todo tipo de beneficios.
- ¡Traidores, acaso le prometieron dádivas y prebendas...!
- No señora, solo un asado... Carrizo ya prendió el fuego y nos avisó que dentro de una hora se come. ¿Vamos...?

Ya era media mañana. Los vecinos vieron salir de un chalet en las inmediaciones del arco, un Mercedes Benz manejado por un curioso personaje ataviado con uniforme de granadero y una señora regordeta con traje verde oliva.
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
El camino arriba y abajo es uno y el mismo.
Heráclito (c.544-480 a. C.)
Filósofo griego
Cotización del Dólar