AÑO 18

NUMERO 61629

Humor

Año: 1

Número: 8

Apellidos de misteriosos orígenes

Kappes:
Dícese que unos pastores, vestidos con sayal -corta túnica ceñida a la cintura- cubiertos con una tosca capa de lana gris y enfundados en estrechos calzones, pretendían maniobrar con unos carneros que retozaban en la campiña. Al parecer sus intenciones eran proceder a extraer de uno de ellos (el bifronte, el más guampudo) sus órganos sexules, sus testículos, en fin, sus huevos (con todo respeto). La historia cita que el preciso momento en que el afilada hoja iba a entrar en contacto con las pelotas del sometido animal, el señor feudal -bajo cuya protección se encontraban los pastores-, profirió sonoros gritos ordenando a éstos a viva voz :
-“¡No lo capes” - dicen que gritaba el noble-
-“¡No lo capes, maldito siervo de la gleba!”.
Esta leyenda que reconoce un orígen medieval es el antecedente más antiguo y a la vez mas directo del apellido “Capón”, “Capes” o “Kappes” según la acepción con la cual a degenerado (el apellido) en estas tierras del Salado gringo a no sé cuantos minutos de latitud y a cuantos de longitud. Hemos dicho. (Aclaración necesaria: es absolutamente falso que los llamados Kappes sean contratados en las yerras como habilísimos castradores. Tampoco es cierto que en su dieta incluyan los “huevos de toro”). Ahora sí, hemos dicho.
 
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