AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 159

APENDICE DE LA NOVELA DE MAMÁ JUNIORS. HOY NUESTRO PROTAGONISTA ES EL RATÓN DE VALAIS

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EL RATON DE VALAIS
Por: Edgardo Ferrero

Aclaración: Para evitar malentendidos, el narrador aclara, que los personajes de estas historias son absolutamente ficticios, falsos, inventados, producto de la fantasía, pura literatura. También es necesario aclarar que todo lo que se cuenta aquí es bruto delirio de la fiaca creadora. En caso de producirse alguna similitud con cualquier hecho real debe adjudicarse a simple casualidad, magia de la literatura ¿vio?. (E. F)
 
HOY: Besos y vetos.
Habiendo salido una justiciera ratita rubia, de exultantes breteles, silueta escasa (una simpatía del ratón de Valais) y rubia cabellera, en motocicleta prestada con dirección Norte Sur, hacia la calle Lehmann con la sana intención de encontrarse con su "amigovio" el ratón suizo, que aguardaba ansioso en el edificio del Sacrosanto Concejo Deliberante, fue detenida (la ratita rubia) en la calle Simón de Iriondo por un ejército de ratones municipales, una roedora que dijo ser fiscal de no se qué y varios hombres de la gorra comandados por nuestro amigo el Comisario.
-¡Alto señorita! –dijo un mouse con gorra, vivos amarillos y cartuchera- Detenga el vehículo, estacione al costado, prenda el guiñe y solo responda lo que se le pregunta.
El uniformado llamó a la laucha fiscal que tenía aspecto de autoridad, orden y justicia la cual vino de inmediato entrando a pedir casco, papeles, ojos de gato y freno. "¿De qué papeles habla esta mina?", murmuraban unos ratonazos (pelo negro enruladomojado) que habían sido detenidos en su tránsito hacia la curtiembre con moto, asiento de madera, cuadro y ruedas. "No respetan al trabajador", dijo otro que estacionó a la cola. La laucha fiscal habló y dijo que secuestraba ésta, ésta y ésta, cayendo en el tercer "ésta" la de los dos ratones morochazos que debieron continuar al yugo a patacón por cuadra (Putearon y se fueron). El operativo, gracias Dios, no pudo enganchar a la ratita, rubia amiga del ratón de Valais que saludó al comisario y siguió su camino hacia el benemérito edificio del Concejo donde el roedor de sangre azul la esperaba. Estacionó, bajó, corrió, subió y llegó al recinto donde, dentro de una maceta la esperaba el ratón de Valais.
-¿Qué está pasando, ya se pusieron de acuerdo? –preguntó la ratita rubia-
- No, Anita... (así se llamaba la "chichi") ¿por qué te demoraste?
- Operativo "grupo de tareas control de motos, amor..." (besitos)

De fondo sonaba la cantinela de la otra rubia, la rubia del PDP, la rubia humana no laucha, la otra Ana que le decía de todo a Carrizo (en presencia) y a Bertero el tesorero (de cuerpo ausente), de todo menos "mi amor", que se arrastre, que reconozca que se equivocó, culpa de él no podemos llegar a nada, que era de la Gestapo, que se piensa, que sume bien, que deje de mentir y que vaya a la escuela..
- ¿Qué quiere la rubia, mi amor, que Bertero el tesorero se arrodille sobre maíz? –preguntó la ratita mientras le mordía la oreja al galán de Valais-
- Tienes razón amada mía, ese es el dilema... ¿qué es lo que realmente quiere ella de él, por qué le dice a todo que no...? –dijo el ratón mientras le besaba la trompa a su pareja.
- Ella lo ama.
- ¡No! ¡No puede amarlo y hacerle la vida imposible! ¡No puede amarlo y humillarlo!
- Ella lo ama –repitió la ratita-
- ¿Lo ama? ¡Oh, que crueles son las mujeres! –dijo el ratón de Valais mientras le acomodaba a su novia un bretel del corpiño.
"Todavía está hablando", preguntó un asesor que volvía de la calle. "Si nos seguimos demorando así, formar esta comisión para verificar los daños de los inundados nos va a salir más caro que el pase de Tevez", dijo otro que se tapaba los oídos con dos biblioratos. De pronto, Carrizo, interrumpió brevemente, para solicitar permiso para ir al baño. "Permiso para ir al baño, señorita" –dijo y se rajó sacudiendo a cabeza. "Pongo la cabeza en el inodoro, tiro a cadena y vuelvo", murmuró mientras se iba corriendo.
- A Carrizo lo odia, mi amor, lo hace sufrir demasiado... –dijo el ratón de Valais señalando al veterano concejal que se perdía llorando por los pasillos.
- Es cierto, a Carrizo lo odia, pero al otro lo ama, está enamorada del Tesorero, se derrite de amor por "Titín el hermoso", por eso lo quiere ver de rodillas a sus pies... ‘
- No entiendo... –dijo el ratón-
- Ella lo ve tan grande, tan poderoso, tan inalcanzable, tan pijotero, que quiere bajarlo de la palmera...
- ¿Para qué? –preguntó el ratón de Valais intrigadísimo.
- No sé, para besarlo tal vez ...

Después el ratón de Valais se quedaría pensando si la dulce ratita Ana del Cocco, novia del bicho con ancestros en la vieja Suiza, cuando dijo que la Concejala (refiriéndose al tesorero del reino) quería "besarlo" no quiso decir en realidad "vetarlo" , pero, todos saben que la parejita de ratoncitos desató su lujuria en la maceta del recinto y que cuando uno da rienda suelta a sus deseos no va andar mirando si la otra dijo "beso" o dijo "veto". Además ¿a quién le importa? (The end)
 
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James Russell Lowell (1819-1891)
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