AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 156

¡LA NOVELA DE MAMA JUNIORS SIGUE! ¡CAPITULO NUEVO CON LA DAMA BLANCA EN LA FECOL!

Por: Edgardo Ferrero
Aclaración: El que lee debe saber que esto es un dramón por entregas. Por lo tanto para evitar malentendidos, el narrador aclara, que los personajes de estas historias son absolutamente ficticios, falsos, inventados, producto de la fantasía, pura literatura. Y por si esto fuera poco, el que escribe cumple en aclarar que todo lo que aquí se cuenta es " bruto delirio de la fiaca creadora" que responde casi seguro a un quiebre en la inestable personalidad del autor. Por eso mismo, en caso de producirse alguna similitud con cualquier hecho real, el lector debe atribuirlo derecho viejo a simple casualidad, magia de la literatura, ¿vio?. . . (E. F)

Hemos de relatar a continuación las peripecias de la Gran Señora del Salado en ocasión de dirigirse a la tradicional Feria de las Colonias con el sano objeto de conseguir bombas extractoras de agua. Digamos que la Pitonisa Rubia no visitó la disminuída FECOL sola, o sea como Dios la trajo al mundo. De ninguna manera, nuestra Diva triguera se presentó acompañada por su consejero, jefe de Obras y oráculo en ciencia y técnica el infalible vaquero Schmidt.

Todo el mundo sabe que luego de las recias tormentas que hemos padecido en estas tierras, todos los ciudadanos de este augusto reino, se devanan los sesos pensando y pensando. ¿Por qué piensan tanto?
-dirá usted distinguido lector mientras se tira de los pelos- Bueno, piensan y piensan porque necesitan una idea grande o pequeña que nos indique como carajo sacar el agua de la polis.
- Sabio señor Schmith, dígale a estos brutos naturales de la Suiza de las Pampas como se hace, en caso de inundación, para sacar el líquido elemento de la ciudad preferentemente del lado Sur que es donde los vecinos están más calientes... -ordenó la señora desde una sillita de paja ubicada en un rincón del stand institucional del Municipio en la Feria.
- Bueno - dijo doctoralmente el secretario- unos quieren tirar el agua donde están los otros y los otros donde está uno...

La gente que se había juntado pensando que invitaban con picada de chorizo y cerveza aplaudió tímidamente, eso le dio ánimo al secretario que se agrandó y continuó hablando.
- Así que también están los que quieren sacar el agua para arriba y los que por el contrario pretenden extraerla por abajo. Pero coinciden todos en tirarla lejos en lo posible para el lado del vecino.

Unos morochos vestidos con uniforme naranja rabioso habían desenrollado una manguera para ilustrar la charla del Funcionario mientras una inspectora chupaba agua de una botella con una pajita.
- Por supuesto que se escuchan ideas faraónicas que sugieren un gran paredón que separe el agua que viene de allá con la ciudad, pero otros se oponen porque dicen que existe el peligro del llamado "efecto palangana".
- ¿Qué es el efecto palangana? -preguntó una gorda que masticaba un alfajor de maicena.
El ingeniero Schmith tomó entonces una palangana con agua y sal. La colocó cerca de la señora alcaldeza quién procedió a sacarse los zapatos. Acto seguido la Intendenta sumergió sus pies desnudos en la citada palangana al tiempo que expresaba gestos de profundo placer. "Estos zapatos me estaban matando" dicen que dijo la señora.
"El efecto palangana es aquel que impide sacar el agua por abajo porque el suelo no chupa" - continuó el Ingeniero señalando el recipiente que contenía los miembros inferiores de la dama blanca.
- Entonces -preguntó uno de los que escuchaban que al parecer respondía al apelativo de "Chiquito"- todos aquellos que vivimos en los bajos de los grandes pantanos de Falkemberg en el sur, en las viejas cavas de Copes, en los esteros de las ladrillerías y basurales históricos mal rellenados... ¿qué cosa es la que debemos hacer?
El Ingeniero Schmith señaló un afiche con un exultante paisaje donde se insinuaba una tormenta, luego levantó una toalla blanca que tenía una inscripción que decía "gentileza Ganga´s" y mientras le secaba prolijamente los dedos a la señora Mamá Juniors miró a los presentes y dijo:
-"Los que viven en los bajos deberán construir sus casas sobre los árboles..."

Entretanto la noche venía sobre la tierra y anticipaba su reinado en los alrededores del predio ferial. Mamá Juniors miró el pedazo de cielo que se recortaba en los grandes portones abiertos sobre los jardines y la melancolía del anochecer primaveral se le metió en el alma por un instante, sintió luego un ansia loca de evadirse toda ella hacia los grandes y silenciosos espacios que se abrían a traves de ese cielo. Pero los ruidos de unas risas la hicieron volver a la tertulia cuyos personajes parecían reanimarse ahora bajo un nuevo esplendor. La gorda del alfajor de maicena se reía a carcajadas y su carnadura fofa temblaba debajo de sus vestidos como un globo de agua.
- De qué se ríen ahora... -preguntó Mamá Juniors.
- De sus pies señora.
- ¿Qué tienen mis pies...?
- Son pequeños y gordos como una empanada.
Apenas el Ingeniero terminó de pronunciar la palabra "empanada" el stand del municipio de la gran ciudad nacida a orillas del Salado entre oro de trigales se volvió a llenar de gente.
 
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