A tal punto están influyendo los asesores en las decisiones de la señora Meiners que ya el asunto roza el colmo. Si fueran asesores políticos profesionales tal vez se podría disculpar la permisividad que permite el reemplazo de quienes han sido elegidos por el pueblo para que dirijan la hacienda pública, pero como solo se trata de meros amateurs cuyas acciones tienen orígen el el susto que los invade cuando tienen que mandar y no saben; nos vemos en la obligación de advertir a la comunidad sobre tales estropicios.

Muchos proveedores han sido desauciados por estos asesores de la señora Meiners deshonrando los créditos que se le brindara al Municipio. En algunos casos de forma tan grosera que da miedo. El caso de la bandera de ceremonias que fuera comprada de apuro en los últimos días del gobierno anterior, con foto del Intendente entregándola como donación a una escuela, no ha sido reconocida por el tesorero actual Titín Bertero alegando que no cuenta con orden de compra. La obtusa posición de Bertero es para la antología del absurdo. La bandera se adquirió sobre la hora para cubrir una promesa de las autoridades municipales en representación del pueblo de la ciudad a una escuela que carecía de bandera de ceremonias.

Por supuesto no es el único caso este de la bandera al cual hemos accedido por gentileza de fuentes municipales. Hay otros casos más dramáticos que incineran la confianza que muchos comerciantes, industriales y empresas de servicios tenían en el Municipio esperancino. El crédito sirve para salirle al cruce a las urgencias. El tesorero y sus amigos, temerosos de gastar la plata que no es de ellos, confunden la política con una tienda y solo duermen tranquilos si tienen plata bajo el colchón. Ahora han eliminado el crédito de la Municipalidad, muchos empresarios piensan dos veces antes de trabajarle a gobierno local y si lo hacen será solo al contado. Un nuevo cambio del rejuntado.