AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 3

Número: 152

LA NOVELA DE MAMA JUNIORS. EL BEST SELLER LOCAL EN SU PARTE 7ª

Érase uno de los días mas aciagos del imperio de Mamá Juniors luego de las últimas metidas de pata con los estudiantes a los cuales se les impuso la ley de pico seco. En palacio todo era inquietud y silencio, la gran dama estaba sentada en su trono con una bolsita de rolitos en la cabeza cuando se abrieron de golpe los portalones dando paso a uno de los cortesanos.
-¡Señora! ¡Señora! ¡Se acerca a grandes zancadas por las escaleras el gran sembrador y especialista en todo tipo de vegetales al que llaman Nené Bolzico, dueño y señor del más grande santuario de petuñas, eucaliptus y ficus que existe en estos dominios hasta donde alcanza la vista y, por obra y gracia de quién sabe que dioses paganos, venerado y respetado por todos los habitantes de la Suiza de las Pampas!

Eso terminaba de decir el Edecán de turno en el mismo instante en que sonaban las trompetas oficiales dando paso al que te dije, jardinero mayor de la comarca, quién lucía contrariado, refunfuñando y con una visible expresión de bronca en su carucha. "¿No habrá dormido bien? " -Se preguntó la alcaldesa- "tal vez la falta de agua para que sobrevivan las ranas y los sapos de su fuente". Apenas el jardinero Nené ingresó al salón donde se resuelven los entripados, dos inspectores le alcanzaron el aguamanos, un sánguche de miga y una copita de grapa. Enseguida el yerno de la Intendenta le arrimó un sillón director marca "Mehring" y la hija convidó al naturalista con un Gatorade de naranja.
-¡Salve Gran Jardinero! ¿A qué debo el honor de estarlo viendo -dijo la señora Mamá Juniors mientras se apantallaba con una pluma de la comparsa Carioca.
- Justamente, como usted verá, mi estado no es el mejor, y todo porque en el día de ayer me he despertado una y mil veces todo transpirado presa de terribles pesadillas.
- Es una tarea harto insalubre la de jardinero, señor mío...
-¡Ojalá fuera eso! Ya que ni los conflictos del agua, ni la primavera sin alcohol, ni tan siquiera el proyecto de aumento del impuesto inmobiliario han logrado, en lo que va de mi vitalicia carrera, impedir que duerma tranquilo como un mandril ... - dijo el tal Nené Bolzico haciendo un esfuerzo por mantener los ojos abiertos.
- ¿Y entonces...? ¡Acaso los martirizantes ladridos de un perro vagabundo le impiden conciliar el sueño!
- No, no, señora, no es tan sencillo, alguien ha introducido en mi subconciente el misterioso e insoportable antojo de velar por todo tipo de vegetal viviente en esta comarca. Y eso no sería nada, si tal antojo no vendría a presentarse en la noche apenas cierro los ojos... ¡Juro por el vivero Municipal que según dicen ustedes han reciclado que la que se presenta es una pesadilla insoportable! ¡Imagine usted Esplendencia una cuadrilla de grandes capangas podando los indefensos árboles de la ciudad de Pedroni a destiempo, en primavera y sin anestesia como si cobraran por unidad! ¡O dioses de los floristas! ¡Ni el aumento de la cerveza me trajo tantas angustias!
- ¡Pero eso tiene solución estimado amigo, le mando de inmediato al brujo de la tribu el Doctor La Porta para que le haga de inmediato la tapadera contra la cuadrilla con los negrazos del sueño y listo el pollo, curado el hombre...!
- ¡No! ¡Sería peor el remedio que la enfermedad! ¡Si eso pasara se agravarían mis padeceres! ¡Los que aparecen en mis sueños podando los árboles cuando no hay que podarlos son ni más ni menos que los miembros de su gabinete, "incubadora" Caussi, "minguito" Martí, "titín" Bertero y el doctor Chapatín curiosamente barbudos y sucios con musculosa y alpargatas al tono... !

La señora Intendenta, la dama de hierro, cerró los ojos, imaginó a sus coquetos compañeros con la indumentaria rasqueta que le describía el dueño del vivero y entonces una lágrima rodó por su regordeta mejilla derecha.
- ¡Y eso no es todo! -continuó el visitante- Debo confesar que en mi pesadilla sufro el deseo irrefrenable de matarlos a todos y - ¡Oh que terrible es el corazón humano!- una vez que lo hago me invade una extraña paz que sosiega mi espiritu y tranquiliza mi alma...!
- ¿Y después que pasa señor Nené...? -preguntó Mamá Juniors soplándose el flequillo.
- Después duerno como un angelito.

Todos los presentes se miraron. Por los ventanales la primavera retozaba en los brotes de los árboles y en una explosión de flores y de granos adolescentes que daba miedo. Abajo, mientras tanto,una asociación ilícita en un camioncito viejo seguía podando los árboles como si nada. Se escucharon las campanas de la Iglesia de la Natividad, el cura pedía colaboración para arreglar los techos en código morse.
- "¿ Y por qué no los mata, señor jardinero...?" - se oyó decir en voz muy baja a uno de los inspectores municipales mientras se comía el recibo de sueldo del mes de agosto.

El señor Nené pareció pensar un segundo, enseguida pegó media vuelta y se fue en busca del médico de guardia del Samco, no sin antes hacer una reverencia, besar la frente de Mamá Juniors y secarse la frente con una copia del presupuesto 2008. Sacó una flor de plástico del florero que había en el escritorio y se fue por donde había venido.
- Lo comen los nervios - dijo el secretario de la Cueva.
- No es para menos, con tal que no se cruce con los morochos que contratamos para la poda inoportuna, que el Dios de los plantines no lo permita... - reflexionó el tesorero mordiendo el contrato de auditoría.

Todos vieron como el Jardinero Nené salía al galope por las escaleras. Todos vieron por los ventanales como los ganchos de los negrazos podaban los árboles apenas brotados de la plaza mayor. Después diría el sereno de la gran casa blanca que cuando bajaba por el ascensor escuchó lo que parecía ser un grito desgarrador que venía desde la vereda. Como si alguien (con todo respeto) se hubiese apretado un huevo con la puerta).
 
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