Muchos se empeñan en buscar culpables para tirarle el "muerto" de la enclenque Caja Municipal, pero, sin duda, el principal enemigo de esta institución no son los Intendentes, es la matemática. En ningún lugar del planeta 500 activos pueden sostener a 250 pasivos. No dan los números. 

Posiblemente el directorio fundacional cuando gestionaba con ingresos de la planta permanente y aún no se había jubilado nadie debió tener la lucidez de invertir para el futuro, aunque para eso se hubieran necesitado profesionales. Los primeros años la caja recibió los aportes jubilatorios y su saldo se incrementó notablemente al no tener compromisos, pero hoy la ecuación se ha dado vuelta y, como no hubo ahorro, no hay colchón para aguantar. Tal vez se pensó que la bonanza iba a durar para siempre. Mal pensado, porque los jubilados comenzaron a aparecer, en número manejable al principio, pero catastrófico en la actualidad. Ahora la caja tiene deficit, no puede pagar los aguinaldos, en fin un desastre. Un desastre creciente porque la planta se mantiene estable (los aportes por añadidura también) y en cambio el número de beneficiarios aumenta. Grave. 

Buscar culpables, tirar el muerto a gestiones anteriores como es costumbre de los funcionarios que hoy ocupan el municipio es una infamia. Más porque se trata de personas que conocen los motivos del descalabro. Es una infamia porque mandan por elevación el mensaje a la gente que, en definitiva, es la que va a pagar cuando el pozo se agrande. Es como si dijeran: "miren, ahora tienen que pagar los contribuyentes por culpa del despilfarro de los Intendentes anteriores". Eso no es del todo cierto. El secretario de hacienda del municipio lo sabe y cuando dice lo que dice lo hace sabiendo que la caja es inviable porque no existe en el mundo un negocio que jubile 250 con aportes de solo 500. Es inviable y lo era hace unos años. Los directorios que no previeron ahorro tienen algo de culpa y los Intendentes que cubrieron los errores también, pero la gran culpa, la terrible enfermedad actual es de la aritmética. Y esa enfermedad es incurable.

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