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Novela

Año: 12

Número: 567

LAS HISTORIAS DEL "COLO" (NO SE LO CUENTES A NADIE)

LAS HISTORIAS DEL

-Muchas veces -dijo el Colo-la gente 70-461 camina torcido porque no puede hacer otra cosa.
-Como el gobierno, don Colo -dijo un petiso orejudo que miraba por la ventana del bar de la calle Janssen.
- Usted lo dijo camarada y eso me trae el recuerdo de un tipo que tenía los pies al revés.
-¡Sonamos, se viene otro bolazo a quemarropa! -se quejó el bolichero pasando el trapo rejilla a la única mesa de parroquianos.
-Al principio nadie se daba cuenta, pero un día vieron que tenía los dos dedos chicos del lado de adentro.
- Oiga -dijo el petiso mirándose las patas- la lógica impone que de ese lado que usted dice estén los dos gordos.
-Ahí está el huevo y no lo pisen, porque este tenía los dos chiquitos adentro. Lo llevaron al hospital y el fulano decía "¿qué pasa doctor, si yo camino bien?". Y efectivamente, el tipo caminaba bien, pero no es el caso. ¡Imagínense como queda en el Balneario Municipal un tipo con los dedos al revés...! ¡A ver, cruce las piernas -dicen que le dijo el doctor- ve, así tiene que quedar!
- Esto no se puede creer, las cosas que inventan algunos para justificar la vagancia. -dijo una señora de ruleros que había entrado al boliche por un sifón de soda.
-Bueno, no orejee si le molesta -continuó el Colo ignorando a la vieja-, la cosa es que tuvimos que operarlo, eso sí, había que cortar y cambiar los pies. Organizamos una colecta porque tenían que actuar dos médicos especialistas en tecnología nuclear. Se importaron dos cirujanos de Estados Unidos que habían aprendido medicina en la NASA y para verificar que todo salga perfecto trajimos a un japonés que era una eminencia en Tokio. Cada uno se vino con su instrumental y los tres sabían, por la tecnología cibernética, el lugar exacto donde tenían que cortar. El corte debía ser milimétrico, perfecto, para de inmediato transplantar y coser.
-La verdad, don Colo,  usted da tantas precisiones que me deja con la boca abierta -dijo el bolichero rascándose la cabeza mientras le ofrecía una cerveza- Ahora, si no es mucho pedir, me podría decir dónde, el japonés y los otros  decidieron hacer el corte.
- A la altura de las medias. -dijo el Colo empinando la birra.