No es tan importante saber quién fue el autor de semejante insulto al olfato de sus vecinos, en todo caso las sospechas recaen en una empresa que fabrica almidón y que, por lo menos hasta ahora, permanece intocable para los cortos brazos de la señora alcaldesa.

Los funcionarios del Municipio se hacen los boludos olimpicos cuando el responsable involucrado es un fulano de la camarilla dirigencial esperancina. Lo primero que dicen es que tienen que mandar las "muestras" a Santa Fe y que ahí termina todo su trabajo. Eso no es cierto. Es una vil mentira. Sobran los ejemplos de localidades de la provincia de Santa Fe donde por mucho menos que lo que sucedió y sigue sucediendo acá se calusuraron plantas industriales. Incluso similares a algunas que en esta ciudad continúan tomándole el pelo a la gente. 

Los funcionarios locales permiten que empresas que contaminan y que se encuentran en el corazón de ciudad atropellen los derechos de los ciudadanos.  La vieja cobardía de burtócratas que no quieren complicarse la vida está poniendo en peligro la salud de la población. Y lo peor es que ponen su mejor cara de boludo para explicar lo inexplicable.

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