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Opinión

Año: 13

Número: 609

LA TRIBUTARIA Y EL "CALIFATO DE ANDREA"

LA TRIBUTARIA Y EL

Las últimas semanas se ha producido el nacimiento de un UNICATO en el cuerpo que se supone debería ser el más democrático del gobierno municipal. El engendro cuya titular es la concejal radical disidente Andrea Martinez, puede ser para bien o para mal, según sea la inspiración de la mujer a cargo de esa tremenda responsabilidad. Los dos tríos sobrevivientes, sobre un número de siete, al igual que los gladiadores del circo romano. habrán de someterse al pulgar de Martinez de ahora en adelante.

En resumidas cuentas, el guiso que se armó en el Concejo Municipal, tiene una sola batuta que lo controla y esa cuchara, te guste o no, la tiene Martinez. La chica ya estrenó su nuevo papel en el batifondo de la tributaria, dos proyectos, uno de un lado, otro del otro y ella, ELLA con el tenedor en ristre, pinchando a su antojo y paladar.

El palabrerío inevitable, la bronca de los radicales, la lógica de la Presidenta, las gambetas de Elena para defender el “tarifazo Gómez” (indefendible), en suma, un proyecto del FPV terrible por los porcentajes que exige, el otro proyecto un poco más clemente con el bolsillo del vecino y Martinez procurando darle la derecha a Dios y la izquierda al diablo.

Es demasiado para una dama. Esa telaraña que ha convertido a la concejal Martinez en faraona, califa o dueña de vida y hacienda de sus súbditos, no es para que la encare cualquiera. Se puede hasta perder el sueño. Los fantasmas que acechan a la edil disidente tienen, a un costado, el rostro lleno de reproches de Camissi y Comesatti y, enfrente, digno de una pesadilla recurrente, el andar tenebroso de Gómez inventando mil y una formas de esquilmar a los contribuyentes.

Cuando este relato se construye, la nueva Reina de la calle Lehmann lidiaba por televisión, con sus nuevos fantasmas que la fastidiaban a más no poder. ¿Qué puede pasar con la tributaria? Es sencillo suponer que será aprobado el proyecto del Frente Progresista, con las correcciones (de forma) del caso. Lo cual es una noticia bastante buena, porque se pone freno por un año, a la angurria de la Intendenta y su delfín.

El califato de Andrea significa simplemente que una señora de extracción radical, ahora rebelde, definirá por “sí” o por “no” sobre todos los proyectos que se presenten en el Concejo en el futuro. Eso puede ser bueno regular o malo, lo malo es que se ha convertido al cuerpo colegiado en un unicato, lo bueno es que llegar a una definición es más sencillo, porque depende de una sola persona. Es como un partido de fútbol, para el que gana el árbitro es Gardel, para el que pierde es un HDP. El futuro dirá, cuando reciban la boleta de tasas, los vecinos dirán lo que opinan de Andrea.