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Opinión

Año: 13

Número: 608

PICHETTO: el kirchnerismo es historia. (¿Para cuando los arrepentidos locales?)

PICHETTO: el kirchnerismo es historia. (¿Para cuando los arrepentidos locales?)

El hombre clave de la oposición para garantizar la gobernabilidad en el primer año de macrismo se muestra con un pragmatismo descarnado. Pichetto justifica su rol clave para el kirchnerismo pero, al mismo tiempo, lo acusa de personalista y le clava una bandera definitiva: "Es historia". La conducta de Pichetto, reconociendo la oscura conducta del kirchnerismo, es saludable que sea imitada por los que, desde nuestra ciudad, acompañaron durante una década, las políticas de Néstor y Cristina con sus latrocinios incluídos. No realizar un acto de arrepentimiento público significaría abonar a los censurables actos de corrupción que se identifican con esta etapa del kirchnerismo peronista local.
 
 
El robo, la corrupción, el latrocinio no tienen ideología, el peronismo kirchnerista solo tiene el triste mérito de haber propagado la cultura del saqueo. Los despojados, los indigentes, los cabecitas, gracias a los "conductores" chorros del último tiempo han trocado en escruchantes, motochorros, asesinos, que hacen su despojo como un "acto de justicia social", sin culpa, limpios de conciencia, porque, total, sus jefes, sus "líderes", han enseñado con su ejemplo a succionar despiadamente la sangre colectiva. El que defiende esta cultura instalada por el peronismo kirchnerista o es un ignorante o. peor todavía, es un desalmado.
 
 
Igualmente, creo que es necesario, por edad y por errores cometidos, comenzar a hacer penitencia. Más todavía aquellos que deambularon o deambulan, como la Intendenta Meiners y sus amigos, en las cercanías de los dineros oficiales. Es necesario sugerir a nuestros vecinos inocentes, que sus funcionarios kirchneristas, son capaces de hacer un acto de contrición, con cierta pena tal vez, con arrepentimiento sincero, claro, por todos estos años en que se encontraron en la encrucijada de optar entre los principios de la doctrina social de la Iglesia y la seducción de los billetes públicos. Sin dramatizar, solo reconocer que no avalan el vampirismo monetario a que sus jefes sometieron al pueblo argentino
Pero, igual, sigo insistiendo, los pecados cometidos,  obligan a abandonar la defensa de los ladrones públicos, que en el caso de los caudillos sureños y sus lugartenientes (López, Lázaro, De Vido y sus obscenas 300 propiedades), son groseros y hasta guarangos, ese crimen no tiene ideología (No importa quién si Macri o Frondizi, Kirchner o Fernandez), embanderarse con esa lacra significa alentar la práctica de conductas aberrantes. Me resisto a pensar que sea el caso de los peronistas locales, pero, en fin, cada uno batalla con lo que cree valedero. Porque el que batalla consigo mismo será grande porque se venció a sí mismo, el que batalla con el mundo, será grande porque venció al mundo, pero el que batalla con Dios, ése, es el más grande de todos.