No es novedad que la alcaldesa es un elemento decorativo en la Intendencia. La llevan para hacer "bulto" cuando no hay más remedio o cuando tiene que firmar alguna pavada. Sus colaboradores tampoco hacen mucho para despertarla porque la situación no les desagrada. De hecho se llevan la gran vida porque no hacen un carajo y cobran igual, además, de suceder algo, la responsabilidad es de doña Meiners. Para eso la tienen en formol. Por supuesto que el Municipio es una anarquía porque nadie controla, nadie manda, nadie nada. Hasta Gómez que hasta no hace mucho parecía hacerse cargo del muerto, ahora se ha corrido de la escena y no aparece más. En cuanto a los problemas de los contribuyentes si hay uno que oscurece a todos los demás es el asunto del tarifazo. Muchos comercios a partir de las facturas de gas, luz y agua, quedarán con la lengua afuera y muchos al borde del cierre. La Intendenta no ha movido un dedo para morigerar esta situación. Suponemos que lee los diarios y que se ha enterado que otros intendentes se han ocupado logrando en muchos casos que la justicia frene un poco la debacle. Ya sabíamos que Meiners esra un florero, un convidado de piedra en el edificio de la calle Castellanos, pero teníamos la esperanza de que su corazón despierte de la siesta. Aunque sea para defender el bolsillo de su gente. No fue así. Como siempre, la señora, cuando le avisan de un problema, se calza el pijama y se pone a dormir. "Avísen cuando este asunto se solucione", dice y al rato ya está roncando.

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