No será bueno el gobierno de la señora alcaldesa, pero nadie puede decir que no es original. En plan de austeridad la doña salió a decir que "no va a juntar las hojas hasta el fin del otoño". Para juntarlas todas juntas tal vez. Para ahorrar una o dos vueltas de los junta hojas de la cooperativa que ellos mismos supieron sostener. Cualquiera puede ser la razón. Suena a capricho. Recordemos que los gobiernos radicales ponían especial empeño en el operativo de las hojas, inclusive habían provisto a los operarios de una palas especiales, más anchas que las comunes para acelerar la limpieza. Se puede esperar al fin del otoño (¿por qué no?) para juntar la mugre toda junta. Lo que alarma es el planteo de la señora. Con ese criterio se podrían vaciar los pozos negros una vez que se llenen todos. O limpiar los senderos de la plaza una vez que terminen de defecar las palomas. Si el asunto es ahorrar, todo se puede. Lo que preocupa al vecino es el avance de ese pensamiento de abandono en varios sectores de la ciudad, los yuyos no los cortan en el verano porque esperan que dejen de crecer, los edificios los arreglarán cuando terminen de derrumbarse por completo y la contaminación que provocan las industrias cuando haya alguna peste que nos elimine a todos. Si, tal vez, sea un poco inapropiado el ejemplo, pero a los sordos hay que hablarle fuerte. Y así y todo no escuchan. 

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