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Cartas de lectores

Año: 12

Número: 578

A LA ALCALDESA LE AGARRÓ EL APURO: PLAYONES, CIUDAD HISTÓRICA Y FERIA DE LAS COLECTIVIDADES PARA SALVAR LA ROPA.

A LA ALCALDESA LE AGARRÓ EL APURO: PLAYONES, CIUDAD HISTÓRICA Y FERIA DE LAS COLECTIVIDADES PARA SALVAR LA ROPA.

Si resulta que ahora pertenecemos a una ciudad que ha sido impuesta como BIEN HISTÓRICO NACIONAL o CIUDAD HISTÓRICA, entonces, lo menos que podemos hacer, es revivir la esperanza de que el edificio histórico (en ruinas) que se encuentra a pocas cuadras de la plaza mayor sea restaurado o comience su restauración antes de que se apersone en este histórico territorio la COMISIÓN que con tan honorable título nos ha honrado. Caso contrario el asunto de ser nominado como HISTORICO cuando uno está decrépito, decadente y zaparrastroso es poco menos que una tomada de pelo.

Las otras "obras" parecen más urgencias electorales que otra cosa. Como si la Intendenta hubiese rogado a los tesoreros nacionales de su partido que le arrimen plata para hacer cualquier cosa para intentar revertir la derrota de las primarias. Eso es lo que parecen los dos playones deportivos que, curiosamente, se están construyendo con más velocidad que cuidado en los barrios que menos votaron a Meiners, o sea, Barrio Unidos y La Orilla. Como si los esquivos votantes del barrio La Orilla dijeran: "ahora que nos hizo el playón vamos a votar a la señora". Ingenuidades desesperadas. 

En cuanto a la Feria de las Colectividades, descuidada hasta el extremo, ahora Meiners parece haber recuperado de pronto la memoria y decide homenajear en los escalones del municipio a los ancestros itálicos, suizos, sirios, hispánicos y criollos como si se tratara de los salvadores de la gestión.  La gente no identifica a la Intendenta con la Feria, la gente valora este encuentro porque al esperancino le gusta juntarse para comer y si resulta que lo que se ofrece tiene algo de original mejor. No es tan cultural, no es tan histórica, no se trata de ser tan solemne con esta feria, no tiene nada de malo decir que es un encuentro para degustar comidas típicas, tomar un poco de cerveza y no mucho más.  La torta alemana de 50 metros, el chucrut con salchichas, el choripán, la selva negra y los quepes no buscan instalar en los visitantes preguntas metafísicas, solo desean agradar con comestibles y bebestibles. Y eso es lo auténtico y lo bueno. Lo demás es verso acomodaticio.