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Sociedad

Año: 1

Número: 68

Fabricas, Facultad y Municipio: Primero la ciudad

La ciudad oculta.
Muchas veces nos olvidamos que la ciudad reposa sobre realidades, sobre cosas concretas y de la misma forma que la continuidad de una familia cualquiera depende del esfuerzo de cada uno de sus miembros una ciudad será grande o chica según sean grandes o chicos los negocios que su gente sea capaz de hacer más allá de su frontera. Pero no a cualquier esfuerzo le está dado la calificación de imprescindible para la vida de una ciudad, no se trata de cualquier trabajo, porque hay trabajos y trabajos, un mosquito trabaja al igual que una abeja pero, sin duda, lo que hace una es un poco más importante que lo que hace el otro. La conciencia de división y la conciencia solidaria van hacia lados contrarios, tanto como el que dispersa y el que une. Por eso la gente aplasta al molesto mosquito y cuida a la hacendosa abeja. En esta ciudad - que no tiene por qué escapar a las generales de la ley-  coexisten, por supuesto, tanto abejas como mosquitos.  Pero si bien es de buen gusto olvidar, por lo menos para lo que dure esta nota, la crítica vengadora, no vemos razón que impida recordar a los que tiran a diario del carro ciudadano con acciones concretas y victorias notables.

La facultad y las inmobiliarias
Todos se enorgullecen (y algunos se frotan las manos) cuando se enteran que la matrícula  de la FAVE crece año tras año. Los esperancinos, contentos porque la demanda de alimentos, casas en alquiler y otras vituallas vienen a oxigenar las alforjas de almacenes de barrio, casas de comida e inmobiliarias sonríen satisfechos mientras ven crecer sus carpetas de clientes con los nada despreciables porcentajes universitarios. Nadie ignora que los presupuestos de las casas de estudios son muy escasos, en numerosas oportunidades hemos escuchado a rectores y decanos reclamar ayuda para cubrir gastos de funcionamiento, material indispensable o la cobertura de uno que otro servicio esencial. ¿Respondieron los que se benefician en forma directa con los estudiantes? ¿Habrá alguna beca chiquita entregada a Agronomía o Veterinaria por parte de, por ejemplo, una inmobiliaria?  Si hubo no nos enteramos. Y si no nos enteramos será de cajón porque no hubo, ya que no es de práctica en estos pagos, la costumbre de la solidaridad anónima (salvo contadísimas y honrosas excepciones).  Moraleja: aquellos que le venden a los muchachos que (en gran número) estudian y consumen en Esperanza bueno sería que dejen de embolsar ¨patilludamente¨ sus kanacas y devuelvan (de cuando en cuando) con generosa sensibilidad los beneficios que a diario reciben. No vaya a ser que empiecen a prosperar inmobiliarias y otros negocios estimulados por la necesidad de agrónomos y veterinarios desatendidos.

Fábricas y gobierno
Que la ciudad gira en gran parte merced a la actividad de importantes industrias no es secreto para nadie. Que esas industrias generan saludables ingresos que vuelcan a la ciudad, abonando remuneraciones a sus operarios y vistosas facturas a contratistas ya lo sabe hasta mi abuela que es sorda. Lo que sí puede ser ignorado por una buena parte de los esperancinos es que tanto empresas (unas más y otras menos) como gobierno están produciendo una apertura notable. En el caso de SADESA, por ejemplo,  su llegada solidaria a instituciones de la ciudad es tan generosa como anónima. Aunque los hechos tarde o temprano se conocen y como en este caso son de tal importancia para la ciudad que se convierten en una especie de horizonte a seguir en cuanto a forma y contenido. La forma buscando la permanencia de lo hecho en el tiempo y un contenido, invariablemente solidario, hacia instituciones importantes, generosas, apasionadas y algunas veces hasta heroicas, como AANNE. Si esta idea que parece ser el motor que empuja a referentes ciudadanos vitales, como las fábricas, facultades y la misma gente, reciben la generosa compañía de políticos que vayan abriendo camino en estos temas esenciales, esta ciudad prosperará rápidamente y se destacará sin ninguna duda.

Epílogo optimista.
La estructura en la que descansa la ciudad compuesta por sus fábricas, sus facultades, su gente y su gobierno parece confluir indefectiblemente hacia un objetivo de mínima, que parecen ser:  ¨Primero la ciudad ¨. Eso no elimina diferencias, pero la cuestión de orden en las prioridades se ha convertido en una herramienta fundamental que permite al conjunto avanzar eliminando obstáculos, discusiones bizantinas y pérdidas de tiempo, si la ciudad va primero lo accidental queda suspendido hasta nuevo aviso. Y en la ciudad vivimos todos. Cuando se comprende la importancia de la casa en que todos viven, se empiezan a valorar los aportes a la continuidad del proyecto comunitario, todo se hace más simple, se aprende finalmente a separar lo importante de lo accidental, lo permanente de lo pasajero. La ciudad, la fábrica, el municipio, la escuela, son instituciones naturales esenciales de la comunidad y como tales permanecen en el tiempo, y deben estar al servicio del hombre. Nuestras fábricas están dando trabajo a los jóvenes esperancinos, nuestras casas de estudios constribuyen a armonizar ciencia y espíritu ciudadano y el Municipio ha de controlar, ordenar y señalar nuestro destino comunitario. Por supuesto que estas cosas se van construyendo día a día, pero, sepamos todos los esperancinos, que si bajo el signo de la ciudad, poco o mucho, avanzamos,  y avanzamos entre 35.000 hombres y mujeres todos juntos, han de coincidir conmigo,  que eso, amigos, no  es ni por asomo  ¨moco de pavo¨ según los dichos del filósofo turco del barrio sur. Basta por hoy y que se haga.