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Humor

Año: 11

Número: 522

"SEÑORA, HA LLEGADO UN SEÑOR BERGALLO QUE QUIERE VENDERLE UN AUTO USADO".

La señora Ana María de los Angeles del Cocco, Intendenta de la ciudad más limpia y (a la vez) cagada del planeta, según información publicada en el boletín parroquial de la localidad de Pujato por el historiador Iñiguez y estudios realizados por la señorita profesora de literatura Ana Copes, adalid y líder del postergado partido demócrata progresista. "La ciudad de Esperanza (de ella estamos hablando) es una ciudad progresuda (sic, palabra inventada por Copes), pijotuda y cervezuda" declaró Copes mientras leía un párrafo de su compendio de análisis de la lengua. Demás está decir que la señorita profesora local estuvo en Alemania disertando sobre nuevas palabras utilizadas por el "pardo" americano, entre los que nos incluyó a nosotros, se entiende. Recientemente llegada a su tierra natal, la profe, se reunió con la señora alcaldesa y le dejó una lista de nuevas expresiones para ser utilizadas por la modernidad local. Por ejemplo, se agregó a la expresión "borocoteada" el giro ideomático inventado por Copes "Bechiada", otra expresión muy festejada por los alemanes, también incluída en el diccionario latino, fue la palabra "pedorreada" o "pedorreo", de la cual, Copes se excusó de dar su significado.

Justamente, ese mismo día en que la profesora se retiraba del despacho de la alcaldesa, la secretaria anunciaba a un nuevo ilustre visitante.

- Señora -dijo con voz chillona la empleada- ha llegado el señor doctor "Jota" Bergallo.

Cuando la chica nombró al jurisconsulto nos pareció escuchar el cacareo de un gallo en la lejanía, cacareo que se repitió cada vez que alguien decía "Bergallo". ¡Qui qui ri quiiiii!. ¿Vieron, que no les miento?.  

- ¿Y qué lo que quiere el fulano Bergallo, si se puede saber? (otra vez el cacareo) -Eso preguntó la señora mientras se desabrochaba dos o tres botones del escote.

- Dice que viene de parte del señor Alvarez a ofrecerle un auto usado.

- ¿"Gucho"?

- Gucho.

Cuando el señor doctor Bergallo (gallo cacarea) se asomó a la puerta, se le vio la gorra a dos policías que, al parecer, llegaban con el fulano.

- ¿Oiga don Bergallo (cacareo) no es usted el que figura en el diario entreverado con un gordo que vende yerba? -eso preguntó Ana Meiners mientras aplastaba una mosca con el expediente del parque industrial.

- Soy yo señora, pero no tengo nada que ver. -dijo el socio de Albarracín.

- ¿Nada que ver con qué...?

- Con la yerba.

- ¿Y por qué "Edición Humo" dice lo contrario?  -preguntó la señora que ahora miraba para todos lados intentando averiguar de que gallinero venía el canto del gallo.- Disculpe señor: ¿A qué gallinero pertenece usted?

- Yo pertenezco al partido peronista, señora.

- ¿Y a quién responde?

- Al General Perón, señora.

- Perón está muerto. ¿A quién responde ahora le pregunto?

- A usted señora.

- ¿A mí? ¿Y yo que tengo que ver...?

- Usted es la jefa.

Ni bien escuchó lo que escuchó, la señora Intendenta, hizo llamar a la autoridad presente y ordenó retirar al fulano Bergallo del recinto. Cuando los uniformados se retiraron con el abogado, su majestad corrió hasta la puerta y no solo la cerró con dos vueltas de llave sino que procedió a correr los cerrojos y, por las dudas, arrimó una mesa para asegurarse de que el bicharraco no regresaría. "¡Andá a cacarear a otro gallinero!" susurró la reina del Salado mientras sacaba del cajón una botella de Gancia, un sifón de soda y dos platitos con pickles.

Habrán sido las once y pico de la mañana, hora del vermú. La señora se sacó los tacos y puso ambas piernas sobre el escritorio mientras espichaba un trago de gancia. Tomó un palillo con el dedo gordo y el que sigue del pie y se dispuso a pinchar una cebollita. Observó atentatamente el blanco. Apuró otro trago. Arrimó el pie con el palillo y lo inywxro wn wl pickle. "Ahora viene lo más difícil", pensó y se dispuso a arrimar la vitualla lo más cerca posible de su boquita corazón. Movió un trecho la pantorrilla y movió el cuello estirando la lengua. Estaba lejos cuando se acalambró. Los gritos alertaron a la secretaria pero la puerta estaba cerrada. Los bomberos entraron por el balcón. Engler en persona sonreía. "No es nada", dijo el presidente de bomberos, "Imhof y Agüero, se comprometiron a enderezarla para mañana".  Ja, ja, ja.  "Siempre me pregunté de qué carajo se ríe -dijo en voz baja Girolimeto que prestó la grua para el operativo-, se te incendia el rancho y el tipo se ríe, hay que creer, carajo."