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Opinión

Año: 1

Número: 10

Si es tanto el sacrificio ¿Por qué se quedarán los políticos?

¿Por qué un tipo se dedica a la política en esta época de devaluación manifiesta de la actividad? -pregunta la barra entre gritos y llanto-
-Bueno -dirá alguno de más de treinta- "chocolate por la noticia, siempre estuvo devaluada  la política". Incluso en épocas en que la cosa era propiamente "ad honorem" y que como única retribución se recibía "persecuta" policíaca, rechazo y angustia sostenida.  "Estos tipos no hacen nada, viven bien, ganan bien y para colmo se manejan con un desparpajo y una arrogancia  digna de un patriota maltratado. Actitud que a todas luces desentona con el desprestigio terminal en que parece debatirse la clase política nacional."
Convengamos -dicen los pensadores de los bares del centro- que la mala fama de todos y cada uno de los que ejercen la función política existe (Aplausos), o sea que el hombre o la mujer que hacen de la política su medio de vida, conocen, perciben y sienten ese rechazo grosero de la población hacia ellos. El que diga que no, macanea, o bien es ciego, sordo y mudo. No, mudo no, claro, no se puede ser político y a la vez mudo, pero ciego sí, porque el tipo que no sospecha la "puteada" generalizada no ve (o no quiere ver) más allá del dormitorio. ¿Para qué exponerse entonces -grita el mozo vespertino de Donna- al escarnio público? ¿A la comidilla del barrio, a la chismografía ciudadana? Comidilla y chismografía -agrego yo- siempre cruel, despiadada y hasta implacable en estas latitudes. ¿Por qué se quedan entonces si el  precio es tan alto, che? -insiste el mozo-
"El que pregunta por qué alguien que se acomodó en algún cargo, se aguanta el insulto, la franela hipócrita de los interesados y casi siempre (repito) la "puteada" (o "putiada" corrige  Tita la profesora de letras), siempre humillante y silencioso de propios y extraños, es porque no vive en la Argentina. El que nació en este saqueado territorio sabe más que bien, que un dirigente político se arrima a una puerta abierta a la salvación económica y que ese botín es el tesoro más preciado (aún para los más religiosos cursillistas de la zona) y, que por supuesto será negado a muerte por cada protagonista, el cual procederá a tirarse de los pelos gritando su pasión nacional, su vocación suprema y su heroísmo no reconocido."
Sin embargo, existen algunos -agregan con sarcasmo los vecinos- que ya han obtenido suficiente seguridad y plata como para dormir sin frazada lejos del desmedro vengador del pobrerío al que -obvio- juzgan fracasado y envidioso. Siendo esto así, señoras y señores, amables y pacientes amigotes, digan si saben: ¿qué será entonces lo que hace permanecer a los políticos porfiadamente en el escenario de la patria a merced de los tomatazos y los silbidos?
Bueno, hay que reconocer, que no todos se quedan -Observa uno de los que juegan al dominó en el centro del tugurio-, así es, ya que algunos de los que pudieron irse sin hacer ruido, se fueron. Es verdad que no son muchos los que se fueron. Y los que se las tomaron sin que le reclamen algún vuelto, de esos hay menos todavía. La cosa es irse haciendo una buena rendición de cuentas, sellada y autenticada por escribano (Claro, escribano, Juez, policía...)
-Igual no te cree nadie -gritan a duo los abogados presentes-, pero queda bien ¿viste?. No es fácil irse. Hay que dejar todo en orden, no es cosa que cuando estés en tu casa, disfrutando de las justas recompensas a tanto sacrificio por la patria, te vengan a buscar con un patrullero.