El resultado deportivo pasó a segundo plano porque la "rosca" que se armó después se llevó todos los aplausos, las piñas y los palazos. Lógico que cuando los humbolences vinieron a la cancha de los muchachos del norte fueron recibidos con cierta aspereza, hubo rotura de algunos autos y esas cosas que se estilan en estos casos. Pero después había que ir allá y sin achicarse los de sportivo fueron, por supuesto llevaron varios soldados, gomeras y el cotillón que se acostumbra cuando hay peligro. Ganó Sportivo y se armó la menesunda.
En realidad, según dicen los testigos, los que más cobraron fueron los milicos. Uno se los chicos de Sportivo le tiró 1/2 ladrillo a uno de Humboldt con tanta puntería que se lo acomodó en la cabeza, el tipo cae al suelo y cuando va a recibir la ayuda de un amigo al que le dicen Carlitos "El zaino", agachado que estaba "El zaino", no va que viene un milico y le parte la cachiporra en el lomo, entonces Carlitos (que mide como dos metros) se pone derecho, lo mira al uniformado y lo agarra del cogote para sentarlo en el capot del patrullero, una vez que lo tuvo allí, lo miró con algo de bronca y le acomodó una piña. La pelea se generalizó hasta que todos rajaron, los de Esperanza, los de Humboldt y los milicos que fueron los primeros en rajar.
Eso fue todo desde la cancha, Macaya. Ganó Sportivo en la cancha y empató afuera. La policía dice que si no hay garantía no va más.